La tarde de hoy, el Parlamento de Cantabria ha abierto sus puertas para recibir a 70 niños saharauis y a las familias cántabras que les brindan acogida temporal bajo el programa humanitario ‘Vacaciones en Paz’, promovido por las asociaciones Cantabria por el Sáhara y Alouda Cantabria.
El evento de bienvenida se realizó en el patio de la Cámara, y fue presidido por María José González Revuelta, quien expresó su alegría al recibir a los menores. En su discurso, mencionó el impacto duradero del programa, que se ha mantenido por 31 años, ‘como una entrañable experiencia de solidaridad entre familias de Cantabria y el pueblo saharaui’.
‘Sabemos que estos días de descanso en un lugar tan diferente de su entorno habitual en el desierto quedarán grabados para siempre en su memoria, que será de afecto para nuestra comunidad’, destacó González Revuelta.
‘Gracias al esfuerzo de las asociaciones organizadoras Alouda Cantabria y Cantabria por el Sahara y al compromiso de las familias de acogida, es posible este ejemplo de humanidad con un pueblo que sufre’, agregó la presidenta.
Además, expresó su deseo de que en el futuro estos niños puedan retornar a Cantabria ‘con un pasaporte de la nación que ellos hayan podido elegir libremente en un proceso de autodeterminación, algo que durante los últimos 50 años se les ha negado pese a las resoluciones de las Naciones Unidas’.
González Revuelta reafirmó el apoyo del Parlamento a la causa saharaui a través del Intergrupo ‘Paz y Libertad para el Pueblo Saharaui’. Durante el acto, también participaron Gabriel Herrería, presidente de la Asociación Cantabria por el Sáhara; Ángel Oria, por Alouda Cantabria; y Alisalem Babeit, de la Delegación Saharaui en Cantabria.
La presidenta del Intergrupo Paz y Libertad para el Pueblo saharaui’, la diputada Teresa Noceda, y otros diputados como Álvaro Aguirre y Yolanda García, también estuvieron presentes. ‘Vacaciones en Paz’ facilita que cada verano, niños saharauis disfruten de unos meses con familias españolas, en condiciones seguras y saludables, lejos del calor extremo y las condiciones adversas de los campamentos de refugiados en Tinduf, Argelia.










