La invasión rusa de Ucrania ha puesto de manifiesto el papel central que los drones desempeñan en los conflictos actuales. Se trata de sistemas altamente eficaces, de coste relativamente bajo y con una gran capacidad de mejora continua. Su uso ya no se limita al ámbito aéreo: también se han extendido al entorno terrestre y marítimo para misiones muy específicas. En total, Ucrania emplea ocho categorías distintas de drones, todas desarrolladas en el contexto de la guerra iniciada tras la ofensiva de Rusia.
La rápida expansión de estos sistemas se explica, en buena parte, por un ciclo de desarrollo extremadamente ágil. Los drones se diseñan, se prueban directamente en el frente, se modifican en función de la experiencia real de combate y regresan de nuevo al campo de batalla. Este proceso permite introducir mejoras técnicas en cuestión de meses y adaptarse con rapidez a un entorno bélico en constante cambio.
'La guerra de los drones'
Según estimaciones de las Fuerzas Armadas ucranianas, al menos 215.000 objetivos fueron alcanzados con ayuda de drones solo durante el verano de 2025. Además, la capacidad industrial del país permitiría fabricar hasta diez millones de drones al año, un volumen suficiente para cubrir las necesidades propias y destinar parte de la producción a la exportación.
Estas conclusiones se recogen en un informe del Instituto de la Escuela Económica de Kiev, difundido por Europa Press, que traza un mapa detallado del ecosistema de drones en Ucrania. El documento destaca que los ocho tipos de vehículos no tripulados actualmente operativos han sido desarrollados en los últimos tres años, en paralelo al conflicto armado.
Tipo 1: Drones de largo alcance
Las Fuerzas Armadas ucranianas empezaron a emplear drones unidireccionales de largo alcance en 2022. En un primer momento, además de ejecutar ataques, su cometido principal era el transporte de munición, con un nivel tecnológico limitado.
La mejora fue vertiginosa y en 2024 estos aparatos lograron impactar con éxito en 3.776 objetivos. Actualmente, la industria ucraniana puede fabricar más de 33.000 unidades anuales, con un coste superior al millón de dólares por dron.
La horquilla de alcance, entre 300 y 2.000 kilómetros, y el peso de las cargas explosivas, de entre 8 y 250 kilos, permiten proyectar el poder de ataque sobre más del 25% del territorio bajo control ruso.
Las fuerzas ucranianas dirigen estos drones principalmente contra depósitos militares, centros de mando, instalaciones de la industria armamentística, aeródromos, nodos logísticos y la infraestructura petrolera que proporciona combustible y recursos económicos al Ejército ruso.
Tipo 2: marítimos
Los drones de superficie utilizados por Ucrania en el ámbito marítimo suelen estar equipados con cámara, sistemas de guiado y control por satélite y una ojiva de en torno a una tonelada. Algunas variantes incorporan además cámaras traseras, radares o sensores acústicos, lo que amplía sus capacidades de detección y seguimiento.
El armamento no es homogéneo: estos sistemas pueden transportar explosivos o misiles de corto alcance, lo que les permite no solo atacar buques, sino también golpear objetivos en tierra e incluso, en determinados escenarios, objetivos aéreos.
Con un radio de acción de hasta 1.600 kilómetros y un coste unitario que puede alcanzar los 300.000 dólares, estos drones han demostrado una elevada eficacia operativa. Según los datos del Instituto de la Escuela Económica de Kiev, habrían dañado o destruido al menos 21 embarcaciones de Rusia.
Tipo 3: Drones de alcance medio
Los drones de alcance medio operan en un rango que va aproximadamente de los 20 a los 200 kilómetros y suelen ir equipados con distintos tipos de munición para neutralizar vehículos, sistemas de defensa antiaérea o radares.
Ucrania ha diseñado más de diez modelos de esta categoría, todos ellos desplegados ya en el frente, con un coste que oscila entre los 1.200 y los 50.000 dólares por aparato.
Tipo 4: de vigilancia y reconocimiento
Estos drones resultan esenciales para obtener información sobre la posición de los objetivos y del enemigo y para ejecutar ataques guiados, entre otras misiones. En las zonas de combate, se estima que entre el 80 y el 90% de los blancos se localizan gracias a este tipo de plataformas.
Desde comienzos de 2022, la industria ucraniana ha puesto en marcha más de 35 modelos de vehículos de observación no tripulados. Sus precios van desde los 1.500 hasta los 400.000 dólares, según sus prestaciones.
Tipo 5: Drones multirrotor
Las Fuerzas Armadas de Ucrania emplean drones multirrotor como una solución para compensar la escasez de artillería en el frente. Estos aparatos pueden transportar cargas de hasta 15 kilos, aunque su mayor tamaño los hace menos discretos, por lo que suelen operar durante la noche para reducir el riesgo de detección.
El alcance operativo varía en función del tipo de enlace, por radio o satélite, y del peso que lleven a bordo, pero de forma habitual pueden actuar a distancias de hasta 60 kilómetros. Su uso se concentra principalmente en ataques contra refugios y edificios.
Durante 2024, la industria ucraniana fabricó unas 30.000 unidades de este tipo de drones, con un coste estimado de entre 5.000 y 25.000 dólares por aparato, según las cifras disponibles.
Tipo 6: Drones FPV (Vista en Primera Persona)
Estos drones, pilotados en “vista en primera persona”, disponen de un alcance operativo de hasta 40 kilómetros. La capacidad de producción ucraniana se sitúa entre 8 y 10 millones de unidades anuales, con un precio que va de 700 a 2.000 dólares por aparato.
Sus blancos principales son refugios y vehículos, tanto armados como desarmados, aunque también se emplean en tareas logísticas, como el suministro de material, y en misiones de comunicación, retransmitiendo señal para otros drones. Han evolucionado hasta convertirse en plataformas de uso múltiple.
Tipo 7: interceptores
Los drones interceptores cuentan con un radio de acción aproximado de 30 kilómetros y un coste unitario que oscila entre 800 y 7.000 dólares. Su función principal es derribar drones de reconocimiento y vigilancia, así como aparatos enemigos cargados con munición.
Su principal ventaja es económica: pese a su bajo precio relativo, permiten neutralizar sistemas mucho más costosos, equipados con tecnología avanzada de comunicaciones de largo alcance, navegación o artillería, lo que multiplica el impacto económico de cada interceptación.
No existen datos públicos exactos sobre su tasa de éxito, aunque el Instituto de la Escuela Económica de Kiev señala que en octubre de 2024 el número de interceptaciones mensuales se situaba en solo varios cientos. Para el verano de 2025, esa cifra habría aumentado de forma significativa, hasta alrededor de mil interceptaciones al mes.
Tipo 8: terrestres
La fabricación de vehículos terrestres no tripulados aumentó desde unas 2.000 unidades en 2024 hasta unas 15.000 en 2025, con precios que van de 1.000 a 60.000 dólares dependiendo del modelo. El informe del ‘think tank’ contabiliza más de 280 variantes diferentes en servicio o desarrollo.
Estos sistemas apoyan tareas logísticas como el transporte de munición, comida y agua, así como la colocación de minas, misiones que suponen un riesgo elevado para el personal. También se utilizan para evacuar heridos desde zonas peligrosas.