Mejor que en el Congreso, pero queda por hacer: presencia y participación de las legisladoras en el Senado

Demócrata mide por primera la representación e intervenciones de senadoras, que quedan infrarrepresentada en algo más de la mitad de las comisiones. En cuanto al tiempo de micrófono, la brecha es de 20 puntos. Tanto en Congreso como Senado, investigar es coto privado de varones

DEMÓCRATA (democrata.es)

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Con récord de presencia de mujeres en los escaños. De esa manera arrancó la actual legislatura en el Senado, en agosto de 2023: un 43,2% de senadoras, cifra unas décimas inferior en estos momentos por las entradas y salidas que se han producido desde entonces. Después de varios años atascados (desde 2016), los números han mejorado y se espera que vayan a más en futuros procesos electorales tras la introducción de las llamadas «listas cremallera» en la  Ley Orgánica de representación paritaria, aprobada el pasado verano.

Al margen de las mejoras que pueda traer el cambio normativo en el futuro, hay decisiones que los partidos ya pueden tomar para aumentar la presencia y romper el techo de cristal de las legisladoras en las Cortes: la elección de los cargos dentro de los grupos, el reparto de temático de comisiones, la asignación de turnos de palabra o la selección de los ponentes de iniciativas legislativas. Pese a que las mujeres van ganando representación, su participación efectiva queda todavía lejos de la de sus colegas varones. Una situación que se da en el Congreso y que, con algunos matices, se repite en el Senado, como se expone en esta entrega del especial sobre la situación de las legisladoras en las Cortes.

La brecha de género de representación en la Cámara Alta es en estos momentos de casi 15 puntos. Pero si lo que se evalúa es el tiempo en el uso de la palabra, la diferencia escala hasta los 20,6 enteros, como concluye la investigación de este medio, en la que por primera vez se pone cifras a la participación de los miembros del Senado cuantificados a través del número de veces que participan, la duración de sus turnos y la temática del foro en el que se producen (en el caso de las comisiones).

El primer hallazgo es que ellos acaparan seis de cada diez minutos como oradores (62% del tiempo total), como revela el análisis de Demócrata a partir de la recopilación de 10.349 discursos pronunciados en la Cámara Alta desde el inicio de la legislatura hasta el pasado 21 de febrero y del reparto de 1.353 puestos en las 42 comisiones constituidas hasta la fecha. [Se consideran las intervenciones hechas en calidad de parlamentarios. Ver metodología y consideraciones al final].

Mejor que el Congreso en...

Si se estudian las cifras en perspectiva comparada entre las dos Cámaras, el Senado registra dígitos ligeramente mejores: las diferencias son menores en cuanto a la cantidad de intervenciones por sexos (16 puntos por 22 del Congreso) y al tiempo total (24 frente a casi 21). En el Pleno, el órgano donde suceden los debates de mayor relumbrón y donde la presencia en la tribuna de oradores otorga más proyección pública, la Cámara Baja registra una brecha de 23,5 puntos en minutos frente al micrófono por los 16,5 de la Cámara Alta.

Otro fenómeno que se da en ambas instituciones, pero de forma algo más atenuada es la segregación horizontal, por la que se produce sobrerrepresentación de parlamentarios en comisiones de ciertas temáticas y de féminas en los órganos que abordan materias tradicionalmente asociadas a la mujer: cuidados, crianza, derechos sociales o igualdad. Si en el Congreso el reparto de señorías entre las diferentes carteras se ajusta más a los roles de género clásicos, en el Senado hay más áreas en las que esto no sucede. Mientras que en la Cámara Baja el agravio se produce en el 70% de las comisiones, en el caso de las senadoras desciende al 55%.

Mientras que en la Cámara Baja la parcelación temática penaliza a las diputadas en casi todas las comisiones vinculadas a las políticas de lo que popularmente se conoce como carteras de Estado, en el Senado se rompen algunos clichés. Vamos con los datos.

Pese a que no alcanzan la cuota proporcional por número de asientos, en órganos como el de Trabajo, Interior o Economía, sus tiempos de intervención las senadoras rondan o superan el 50%. Otras comisiones en las que la representación queda por encima de la cuota del 43% de escaños de mujeres que hay en la Cámara o en las que los minutos de sus discursos igualan o superan la cifra son Ciencia, Presupuestos, Seguridad Social y Migraciones, Industria y Turismo o Función Pública.

El resto de notas positivas llegan de las que por tradición cabría esperar: Cultura, Cooperación al Desarrollo, Educación, Sanidad, Políticas Integrales de Discapacidad, Juventud e Infancia, Derechos Sociales, Familias, Pacto de Estado contra la Violencia de Género e Igualdad.

Necesitan mejorar en...

La política exterior es asunto restringido para las senadoras, que se quedan con solo un cuarto de los asientos en Asuntos Exteriores y Asuntos Iberoamericanos (y uno de cada diez minutos en esta). Por debajo de la proporción de cerca del 43% de legisladoras que hay en la Cámara Alta también están Vivienda (28%), Transportes, Defensa (35%), Justicia, Transición Ecológica, Agricultura y Ganadería o Despoblación (40,6%).

La representación territorial tampoco es un territorio fácil para hacer carrera en estos momentos dentro del Senado si eres mujer. En la Constitucional, pese a tener la mitad de las sillas, sus tiempos no llegan al 40%. Similar es la situación en Entidades Locales (44% de asientos y 23% del micrófono), la General de las Comunidades Autónomas (36%), la conjunta de Justicia y Constitucional, donde se abordó el debate y tramitación de la Ley de Amnistía (18%). Hacienda (29%) y Transformación Digital (37%) completan la relación de órganos en los que la presencia de mujeres es equilibrada, pero su participación real es reducida .

Como sucede en el Congreso, la segregación horizontal por sexos en el Senado no podría explicarse de forma mayoritaria por factores como la veteranía, medida por el número de legislaturas acumuladas en la Cámara. Dos tercios (67%) de los escaños son de señorías para las que este es su primer mandato y otro 20% suma una legislatura más. Mientras que un tercio de las senadoras tiene una antigüedad de tres o más legislaturas, el número es del 29% entre sus homólogos.

Investigar es cosa de hombres

Con seis comisiones de investigación constituidas en las Cortes esta legislatura, un vistazo a su composición y actividad permite afirmar de manera tajante que el arte de interrogar es una aptitud de varones. O eso piensan en los partidos a como se podría deducir de los indicadores. El 72,5% de las intervenciones en el Congreso en las comisiones han sido de diputados.

En el Senado, la investigación del conocido como 'Caso Koldo' y sus derivadas clava las cifras: los portavoces han hablado durante 64 horas (72,7%), por las 24 horas acumuladas cuando quien interroga es una senadora. La historia se repite en la comisión de investigación sobre la gestión de José Félix Tezanos al frente del CIS: 84,1% del tiempo para senadores, en un órgano en el que no están participando por decisión propia ni PNV, EH Bildu, el Grupo Plural (donde están Junts, BNG y Coalición Canaria), ni Izquierda Confederal (representados por Uxue Barkos, Geroa Bai).

Estar, pero no participar

El análisis a nivel de siglas o partidos permite una aproximación más detallada a la organización de cada partido. En el Senado, solo dos partidos sobrepasan los 5 representantes. El resto disponen de media decena o menos (varias formaciones se han agrupado para no acabar en el Mixto, donde conviven Vox y UPN).

En el caso del PP, con 44% mujeres en sus filas, su tiempo de intervención cae ocho puntos si se suman las duraciones de todos los discursos con autoría popular. Aunque en el Pleno los repartos respetan la cota de representación, la predominancia de sus parlamentarios hombres en las del 'Caso Koldo' —de 16 oradores diferentes que han intervenido, solo hay tres mujeres— y el CIS penaliza mucho los números globales en comisiones del Grupo Popular. Si se descartaran los órganos de investigación, la brecha en cuanto a tiempos de participación se reduciría a poco más de un punto y medio.

Por temáticas, las senadoras del partido presidido por Núñez Feijóo quedan orilladas en Asuntos Iberoamericanos, Pesca, Vivienda, la Constitucional, Defensa, Transición Ecológica (donde recae Energía), Transportes, Hacienda o Agricultura. Donde más intervienen es en Función Pública, Familias, Economía, Ciencia, Industria, Justicia o Sanidad, más allá de las materias asociadas por tradición a mujeres.

El PSOE, con un 41% de senadoras, recoge números acordes en todos os órganos, si bien en el Pleno ellas pierden algo de visibilidad (4 puntos de brecha). Por comisiones, las cifras más bajas llegan por el lado de la que alojó la tramitación de la Amnistía, Reglamento, Entidades Locales, Exteriores e Iberoamérica, Economía, Sanidad, Transportes o Hacienda (todas en el 25% de tiempo o menos). La Constitucional, Defensa, Trabajo, Interior, Justicia o Transición también registran un grado de participación por debajo de la cuota del grupo.

Más allá de las que por roles de género se asocian a mujeres, el Grupo Socialista deja más espacio a sus legisladoras en Seguridad Social y Migraciones, Función Pública, Industria, Transformación Digital, Agricultura y Ganadería, Pesca o Despoblación.

Por parte del PNV(Grupo Vasco), el otro partido que tiene garantizado portavoz en todas las comisiones, la situación es diferente a la del Congreso. Si en la Cámara Baja la tendencia ha sido la de proyectar carreras de varones , en el Senado, los nacionalistas conceden más protagonismo a sus parlamentarias. Con Estefanía Beltrán de Heredia Arroniz al frente de la bancada, entre sus cinco integrantes ellas son el 60%.

En lo que va de legislatura, sus dos compañeros han monopolizado los discursos en Vivienda, Entidades Locales, Transportes, Exteriores, Transformación Digital, Transición Ecológica, Ciencia, Economía, Cultura, Industria y Turismo y Justicia. Las intervenciones en el resto de comisiones se las reparten entre Beltrán de Heredia, Nerea Ahedo Ceza y María Dolores Etxano Varela.

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