Las quejas relacionadas con las tarjetas de crédito revolving se incrementaron en un 125% durante la primera mitad del año en comparación con el mismo lapso del año anterior, de acuerdo con información proporcionada por reclamador.es.
«Un aumento del 125% es una cifra muy significativa si se tiene en cuenta que muchos consumidores, a día de hoy, aún desconocen que la tarjeta que utilizan a diario es, en realidad, una tarjeta de crédito revolving, así como el hecho de que pueden reclamar al banco y recuperar los intereses abusivos que han pagado desde que contrataron esa tarjeta. A más años de tenencia de la tarjeta de crédito revolving y más uso de ella, mayor es la deuda generada», indica la empresa de servicios legales online.
Según la firma, el promedio recuperado por reclamación asciende a 3.315 euros, aunque han manejado casos donde los montos recuperados superan los 10.000 euros.
Reclamador.es también señaló un problema significativo con la forma en que se comercializan estas tarjetas. «Estas tarjetas suelen ofrecerse en stands de centros comerciales, a la entrada o a la hora de pagar en reconocidas marcas de ropa, bricolaje o deportes e, incluso, en el momento de repostar en gasolineras», destacan.
Además, la empresa apunta que habitualmente se enfatizan las «aparentes ventajas» como descuentos y bonificaciones, minimizando los «elevados intereses, las comisiones y lo que supone en realidad esa pequeña cuota mensual de la tarjeta de crédito».
Ante este panorama, se prevé que las reclamaciones por tarjetas revolving aumenten y se transformen en «una de las principales batallas judiciales» entre bancos y clientes en los años venideros, según la compañía.
El Banco de España explica que las tarjetas revolving permiten financiar compras mediante un crédito que se renueva cada mes. La deuda disminuye con cada pago, pero puede incrementarse con nuevos gastos. «Esta peculiaridad tiene sus consecuencias. Por una parte, si se paga una cuota mensual baja respecto al importe de la deuda, la amortización del principal se realizará a un plazo muy largo, lo que puede derivar en que tengas que pagar muchos intereses», explica el organismo supervisor.
Además, la variabilidad de la deuda impide la emisión de un cuadro de amortización fijo previo, agregando una capa de complejidad para los consumidores.