Economía

Claire Joster alerta de una brecha en sostenibilidad humana entre directivos y empleados

Claire Joster detecta una fuerte brecha en la percepción de la sostenibilidad humana y define las competencias directivas clave que marcarán el liderazgo en 2026.

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Claire Joster People first ha puesto sobre la mesa una importante diferencia de percepción en materia de “sostenibilidad humana” entre la alta dirección y las plantillas. Mientras el 89% de los ejecutivos considera que su organización está avanzando en este terreno, solo el 41% de los empleados comparte esa impresión, lo que, según la firma, erosiona la credibilidad interna de las empresas.

En este marco, la firma de Executive Search, selección especializada y desarrollo de talento de Eurofirms Group ha definido cinco competencias que, a su entender, serán determinantes en los procesos de selección y evaluación de directivos de cara a 2026, con especial énfasis en el liderazgo basado en valores y en el enfoque 'People first'.

De acuerdo con el estudio del grupo, las compañías se enfrentan al desafío de “equilibrar productividad y resultados con bienestar y propósito, en un momento en el que el talento eleva sus expectativas y la presión por los resultados vuelve a situar el liderazgo en el centro del debate empresarial a las puertas de 2026”. Este equilibrio, remarca la compañía, se ha transformado en un “factor clave” para reforzar la confianza y la experiencia interna de los equipos.

Ante esta realidad, Claire Joster sostiene que, en 2026, ganarán protagonismo en la evaluación y selección de directivos aquellas competencias capaces de traducir la cultura corporativa y los valores en una experiencia real para las personas, más allá de los mensajes formales. La firma insiste en que las organizaciones que aspiren a atraer y retener talento no podrán limitarse a valorar la trayectoria o la pericia técnica, sino que deberán priorizar la capacidad de generar confianza, alinear las decisiones con los valores y consolidar equipos estables.

Entre las tendencias de liderazgo que la compañía ha identificado, se sitúa en primer plano la coherencia entre la cultura declarada y la gestión cotidiana, de modo que el énfasis se desplazará del discurso a lo que se demuestra con hechos. En esta línea, subraya la necesidad de tomar decisiones coherentes en materia de objetivos, reconocimiento, organización del trabajo y conversaciones, manteniendo al mismo tiempo un alto nivel de exigencia en el desempeño.

Otra competencia clave es el liderazgo por valores, en el que los principios dejan de ser un simple “marco cultural” para actuar como una auténtica brújula de decisión. Se demandarán líderes capaces de sostener criterio, predicar con el ejemplo y construir relaciones de confianza, especialmente en entornos de alta presión, tal y como recalca la firma.

El informe también centra la atención en la habilidad para atraer, desarrollar y fidelizar talento, al considerar que el rol del líder será decisivo para que las personas decidan permanecer en la organización. En este ámbito, se destaca la importancia de detectar potencial, favorecer el desarrollo profesional y reducir las fricciones que generan desgaste, de forma que, en la selección de directivos, pesará cada vez más el impacto real que ejercen sobre sus equipos.

Asimismo, la compañía remarca la relevancia de la comunicación y el 'feedback' maduro, entendidos como la capacidad de explicar el porqué de las decisiones, ordenar prioridades y ofrecer una retroalimentación útil incluso cuando resulte incómoda. La claridad y la consistencia en estos procesos, añade, serán elementos diferenciales en el liderazgo del próximo año.

Por último, Claire Joster señala el criterio para integrar tecnología sin deshumanizar como otra competencia esencial, en un contexto en el que la gestión de equipos incorporará de forma creciente datos e inteligencia artificial.

En palabras de su business leader, Albert Corbella, en 2026 se verá “menos liderazgo de organigrama” y más liderazgo demostrado en lo cotidiano, con coherencia, conversaciones de calidad y decisiones con criterio, donde la tecnología estará presente pero el diferencial seguirá siendo cómo se consigue que las personas quieran quedarse y crecer en la organización.