Las autoridades de Benín han informado este domingo de que han logrado neutralizar un intento de golpe de Estado llevado a cabo por “un grupúsculo de soldados”. El anuncio se ha producido después de que los militares sublevados proclamaran a primera hora, a través de la televisión pública, la caída del presidente Patrice Talon y la creación de una junta castrense encabezada por el teniente coronel Pascal Tigri.
El ministro del Interior, Alassane Seidou, ha comparecido mediante un comunicado leído en la cadena pública ORTB, que permaneció varias horas fuera de emisión a raíz de la asonada. En su mensaje, ha explicado que “un grupúsculo de soldados protagonizó un motín con el objetivo de desestabilizar el Estado y sus instituciones”.
Según Seidou, “ante esta situación, las Fuerzas Armadas beninesas y su cúpula, fieles a su juramento, han permanecido republicanas. Su respuesta les permitió mantener el control de la situación y frustrar la maniobra”. Por ello, ha añadido que “por lo tanto, el Gobierno insta a la población a reanudar sus actividades habituales”.
Fuentes del Ejecutivo citadas por el diario local La Nouvelle Tribune han indicado que las fuerzas de seguridad han arrestado hasta ahora a doce personas, entre ellas varios de los implicados en el asalto a la sede de la ORTB y un exmilitar cuya identidad no se ha hecho pública por el momento. Estas informaciones no han sido todavía confirmadas de forma oficial.
Horas antes, un militar había leído en la ORTB una declaración en nombre de los sublevados, en la que anunciaba la formación del Comité Militar para la Refundación (CMR), bajo el mando del teniente coronel Pascal Tigri. En ese mensaje proclamó el cese de Talon, el cierre de las fronteras y la disolución de la Carta Magna. “Talon ha sido cesado de sus funciones. Pascal es nombrado presidente del CMR”, dijo.
En esa misma intervención, el portavoz de los golpistas defendió el papel de las Fuerzas Armadas en la protección “de la paz y la tranquilidad” y envió un mensaje a la comunidad internacional asegurando que Benín “respetará los acuerdos internacionales y los Derechos Humanos”. “El Ejército se compromete solemnemente a dar al pueblo beninés la esperanza de un amanecer realmente nuevo en el que reine la fraternidad, la justicia y el trabajo, símbolo de nuestra unidad nacional”, zanjó.
El comunicado de los insurrectos se difundió después de que un grupo de militares irrumpiera por la fuerza en las instalaciones de la televisión estatal. En paralelo, la Embajada de Francia en Cotonú informó en su página de Facebook de la presencia de “disparos” en Camp Guezo, en las inmediaciones de la residencia de Talon, cuyo paradero continúa sin aclararse por ahora.
“Por razones de seguridad, les aconsejamos permanecer en casa hasta nuevo aviso y durante el tiempo necesario hasta que se aclare totalmente la situación. Recomendamos que siga regularmente la información y se mantenga atento a los comunicados oficiales en las próximas horas”, señaló la legación diplomática en su aviso a los ciudadanos franceses.
Talon, de 67 años, tiene previsto dejar la Presidencia tras las elecciones de abril de 2026, momento en el que completará su segundo y último mandato al frente del país. El dirigente, un empresario apodado ‘el rey del algodón’, ha reiterado que no optará a un tercer mandato, algo vetado por la Constitución beninesa.
En agosto, coincidiendo con el 65 aniversario de la independencia respecto de Francia, país que ha sido un aliado clave para su Gobierno, Talon declaró: “He llegado al límite de mis esfuerzos, mi imaginación y mi reflexión. He obrado con buena fe, aunque a menudo me he equivocado. Como no soy Dios, pido a los benineses que me perdonen y crean en nuestro destino común”.
La intentona en Benín se produce menos de una semana después del derrocamiento del presidente de Guinea Bissau, Umaro Sissoco Embaló, en un golpe de Estado desencadenado días después de las últimas elecciones generales. En esos comicios, tanto el mandatario como el principal aspirante opositor, Fernando Dias da Costa, se atribuyeron la victoria. La nueva junta militar ha paralizado el escrutinio y ha anunciado ya un periodo de transición.
Este episodio se suma a la cadena de golpes de Estado que ha sacudido África occidental en los últimos cinco años, con dos asonadas en Malí, así como rupturas del orden constitucional en Burkina Faso, Guinea y Níger, además del citado caso de Guinea Bissau y el derrocamiento de Andry Rajoelina en Madagascar. Esta sucesión de crisis ha intensificado el temor a una propagación de los levantamientos militares en la región, en un contexto de cuestionamiento de las alianzas tradicionales y de críticas al funcionamiento de los sistemas políticos surgidos tras las independencias.











