El gobierno de Donald Trump ha anunciado nuevas sanciones contra las principales empresas petroleras de Rusia, Rosneft y Lukoil, y múltiples de sus filiales. Esta medida, según la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, responde a la «falta de compromiso» de Moscú en las negociaciones para alcanzar un acuerdo de paz, en un contexto donde las conversaciones parecen estancadas debido a la continua invasión rusa de Ucrania.
«Ahora es el momento de detener la matanza y de un alto el fuego inmediato. Ante la negativa del presidente (ruso, Vladimir) Putin a poner fin a esta guerra sin sentido, el Tesoro está sancionando a las dos mayores compañías petroleras rusas que financian la maquinaria bélica del Kremlin», declaró Scott Bessent, secretario del Tesoro. Bessent también ha manifestado que su departamento está dispuesto a «tomar más medidas, si es necesario, para apoyar los esfuerzos» de Trump «por poner fin a otra guerra» y ha invitado a sus socios a sumarse a estas sanciones.
Estas sanciones pretenden incrementar la presión sobre el sector energético ruso y mermar la capacidad del Kremlin para generar recursos que sustenten su maquinaria de guerra y apoyen su economía, que actualmente muestra signos de debilidad. «Estados Unidos seguirá abogando por una solución pacífica a la guerra», añadió Bessent, quien criticó a Putin por no participar de forma «honesta y directa» en las negociaciones, mencionando las fallidas conversaciones en Alaska.
Por otro lado, Trump ha negado en Truth Social que EE. UU. haya concedido permisos para que Ucrania emplee misiles de largo alcance dentro de Rusia, desmarcándose de cualquier implicación con estos armamentos. La llegada de estas sanciones ocurre justo un día después de que la Casa Blanca comunicara que no se preveían encuentros a corto plazo entre Trump y Putin, dejando incierta la cumbre bilateral previamente anunciada en Budapest.