El ejecutivo de Bélgica ha manifestado su respaldo al plan de autonomía propuesto por Marruecos para el Sáhara Occidental, calificándolo como ‘la base más seria, creíble y realista para lograr una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable’. De esta manera, Bélgica se alinea con la postura de varios países occidentales en los últimos años.
‘Bélgica apoya la iniciativa marroquí de autonomía que inscribe la región del Sáhara ‘en el marco de la soberanía del reino y de su unidad nacional’ y actuará ‘a partir de ahora en los planos diplomático y económico en consonancia con esta posición», según se indica en una declaración conjunta.
La confirmación se produjo después de una reunión en Bruselas entre Naser Burita, ministro de Exteriores de Marruecos, y su homólogo belga, Maxime Prévot, que resaltó en la red social X que el plan está alineado con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
En el encuentro, ambos funcionarios acordaron intensificar la cooperación bilateral en campos como seguridad, justicia, migración y desarrollo económico, en un momento considerado crucial para sus relaciones bilaterales. ‘Este acuerdo ilustra la confianza y madurez de nuestra relación’, señaló Prévot.
‘Compartimos el deseo de una asociación moderna basada en el respeto, la responsabilidad y la consecución de resultados concretos. (…) Nuestros profundos vínculos humanos, culturales y económicos son la base de una amistad sincera y duradera’, agregó Prévot.
Por su parte, el jefe de la diplomacia marroquí celebró esta ‘significativa evolución de la posición’ de Bélgica, considerándola un ‘claro reconocimiento del realismo y la legitimidad de la visión’ del rey Mohamed VI, ‘para el arreglo definitivo de este diferendo regional’, según comunicó su ministerio.
Este apoyo de Bélgica se suma al de otras naciones como España, Francia, el Reino Unido y Portugal, así como de Estados Unidos, que también han respaldado el plan de autonomía marroquí en los últimos años. La antigua colonia española del Sáhara Occidental, ocupada por Marruecos en 1975, ha sido centro de un conflicto prolongado con el Frente Polisario, que culminó en un alto el fuego en 1991 sin que se haya celebrado aún el referéndum de autodeterminación previsto.