Las fuerzas de la coalición internacional contra Estado Islámico, encabezada por Estados Unidos y presentes en Siria, han puesto en marcha en la tarde del sábado una amplia operación de detenciones en Palmira, horas después del ataque en una base militar en el que perdieron la vida tres estadounidenses, dos de ellos militares y el tercero un intérprete civil. En el incidente también murió el agresor, identificado como integrante de las fuerzas de seguridad sirias.
De acuerdo con informaciones recogidas por la cadena Siria TV, efectivos de la coalición, con apoyo del Ejército sirio, llevaron a cabo una incursión en los barrios de Al Wasi y Al Yunhuriya, donde arrestaron al menos a tres personas durante un operativo que se prolongó alrededor de dos horas.
Antes del despliegue terrestre, aviones estadounidenses sobrevolaron Palmira y lanzaron bengalas sobre la ciudad, según la misma cadena siria. El diario estadounidense “The Wall Street Journal” ha señalado que se enviaron dos cazas F-16 para patrullar la zona como demostración de fuerza tras el ataque contra la base.
El portavoz del Ministerio de Seguridad Interior sirio, Nurredín al Baba, ha responsabilizado del tiroteo a un agente de las fuerzas de seguridad sirias “sin mando” que estaría “radicalizado”.
“El atacante fue neutralizado y hay que subrayar que no tenía mando dentro de la Seguridad Interior y que no era escolta del comandante de Seguridad Interior, como dicen las informaciones inexactas difundidas”, ha indicado.
Al Baba ha detallado que “más de 5.000 personas trabajan en el Mando de Seguridad Interior en la región desértica y se cada semana se realizan evaluaciones a todos los miembros y se adoptan medidas acordes”, según sus declaraciones al canal sirio Al Ijbariya TV.
En esa revisión periódica, la evaluación del pasado 10 de diciembre ya recogía que el autor del ataque podía mantener posturas extremistas o “herejes”, término con el que aluden a la ideología yihadista de Estado Islámico. Estaba previsto tomar una decisión sobre su situación este domingo, primer día laborable de la semana en Siria, ha añadido el portavoz.
Las autoridades investigan ahora si el agresor mantenía lazos operativos con Estado Islámico o si únicamente compartía su ideología. También se examinarán los posibles vínculos de su entorno cercano y de sus familiares. Al Baba ha subrayado que la coalición internacional tiene previsto implantar nuevos protocolos de seguridad, en coordinación con las autoridades sirias, para reforzar la protección en la región desértica.
El propio portavoz ha afirmado que ya habían trasladado advertencias a las tropas estadounidenses sobre el peligro de acciones de Estado Islámico. “El Mando de la Seguridad Interior había emitido advertencias a los aliados basándose en información preliminar que apuntaba a un posible ataque de Estado Islámico, pero estas advertencias no fueron tenidas en consideración”, ha señalado en su entrevista con Al Ijbariya TV.
En el ataque contra la base militar de Palmira, situada en la zona desértica del país, murieron dos militares y un traductor, los tres de nacionalidad estadounidense, y otros tres soldados resultaron heridos. Washington atribuye la autoría a Estado Islámico, mientras que las autoridades sirias apuntan a un miembro de sus propias fuerzas de seguridad como responsable material del asalto.










