La gestión de Donald Trump ha expresado su malestar hacia la Corte Internacional de Justicia (CIJ) tras su veredicto que impone a Israel el deber de suministrar asistencia humanitaria a los habitantes palestinos de Gaza, región que ha visto perecer a más de 68.200 personas en más de dos años de conflicto israelí.
“Otra sentencia corrupta de la CIJ”, declaró la oficina del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, en un mensaje en la plataforma social X, haciendo énfasis en que la decisión se produce mientras desde Washington «trabaja incansablemente para pacificar la región».
Para el gobierno estadounidense, este organismo ha ofrecido una «opinión consultiva» no obligatoria y altamente politizada, que «ataca injustamente a Israel y da vía libre a la UNRWA por su supuesta colaboración y apoyo material al terrorismo de Hamás».
“El continuo abuso por parte de la CIJ de su discreción en materia de opinión consultiva sugiere que no es más que una herramienta política partidista que puede utilizarse como arma contra los estadounidenses”, afirmó la cartera diplomática.
Respondiendo a una solicitud de la Asamblea General de la ONU, la principal autoridad judicial de las Naciones Unidas ha señalado que Israel, como fuerza ocupante, “tiene la obligación” de «acceder y facilitar» la distribución de ayuda humanitaria en Gaza, y ha destacado la ausencia de «pruebas» que sostengan las acusaciones israelíes sobre la vinculación de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA) con milicias.