La noche del sábado en Lima fue escenario de violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden, resultando en varios heridos de ambos lados al concluir una marcha organizada por grupos juveniles en oposición a ciertas políticas implementadas por el gobierno de Dilma Boluarte.
Un contingente de aproximadamente un millar de agentes de la Policía Nacional se desplegó en el centro histórico de la ciudad para impedir que los manifestantes accedieran a zonas clave como el Palacio de Gobierno y el Congreso de la República, ambos fuertemente protegidos.
Los protestantes, que expresaban su rechazo a iniciativas como la reforma del sistema de pensiones y solicitaban justicia por las víctimas de las protestas del año pasado, incrementaron la tensión hasta desencadenar disturbios, en los que la policía recurrió al uso de gases lacrimógenos y balas de goma. Según informes de ‘El Comercio’, al menos cinco individuos recibieron atención médica tras ser golpeados por pelotas de goma, mientras que la Asociación Nacional de Periodistas reportó lesiones en varios comunicadores presentes.
En respuesta, la Policía confirmó a través de redes sociales que tres de sus agentes resultaron heridos «mientras cumplían su labor de proteger a la ciudadanía y mantener el orden público».











