Malí, Burkina Faso y Níger, actualmente bajo el control de juntas militares, han acordado la creación de una nueva institución financiera común con el objetivo de respaldar iniciativas clave en infraestructuras, energía y agricultura. El organismo arranca con un capital inicial de 500.000 millones de francos CFA, equivalente a unos 762 millones de euros, y se pone en marcha tras la salida de estos tres países de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO).
“La creación de un banco de desarrollo es una cuestión de estabilidad financiera, desarrollo económico y financiación de proyectos estratégicos”, ha explicado el ministro de Finanzas de Burkina Faso, Aboubakar Nacanabo, en declaraciones recogidas por Bloomberg tras la ceremonia de firma en Bamako, capital de Malí.
Los responsables económicos de los tres Estados han indicado que el banco se alimentará también de recursos internos, aprovechando la abundancia de materias primas en la zona. Malí y Burkina Faso se encuentran entre los principales productores de oro de África, mientras que Níger dispone de relevantes yacimientos de uranio, lo que proporcionará una base adicional de respaldo a la nueva entidad.
El ministro de Finanzas de Malí, Alousséni Sanou, ha precisado que el banco comenzará a operar de forma plena cuando se confirme la totalidad del capital comprometido. A partir de entonces, el siguiente paso será designar a la dirección, que tendrá como misión central identificar y captar nuevas fuentes de financiación en el conjunto de la región.
La puesta en marcha de esta iniciativa llega poco después de que los tres países del Sahel consumaran su retirada de la CEDEAO, en un escenario marcado por la inestabilidad política y el agravamiento de las tensiones climáticas. Los gobiernos han acusado al bloque regional de no ofrecer un apoyo suficiente frente al avance de la insurgencia islamista, que, según han alertado, amenaza directamente su continuidad como Estados.











