Un tribunal de Francia ha impuesto este lunes una condena de ocho años de cárcel a una mujer de 38 años por “participación en organización terrorista”, después de su repatriación en 2022 desde Siria, país al que se trasladó ocho años antes para unirse a Estado Islámico.
La acusada, una ciudadana francesa identificada como ‘Lucie C.’, ha sido sentenciada por el Tribunal de lo Penal de París, que la ha declarado culpable del delito de “participación en una organización terrorista con el fin de preparar uno o varios atentados contra personas”.
Según la información difundida por ‘Le Figaro’, el fallo obliga además a la condenada a someterse a tratamiento médico y a un seguimiento socio-judicial durante cinco años. La corte, que comenzó a juzgar el caso el pasado jueves, ha subrayado la solidez de las pruebas sobre su implicación en Estado Islámico, destacando que asumió funciones operativas dentro de la organización yihadista, juró lealtad al grupo, utilizó un cinturón explosivo y manifestó su disposición a morir antes que ser arrestada.
Durante la vista, la mujer afirmó haber roto con la ideología de Estado Islámico desde 2022, año en que fue trasladada desde el campamento de Al Hol, en el este de Siria, junto con otras 16 mujeres. Asimismo, tal y como recoge el citado diario, explicó su incorporación a la organización extremista por una trayectoria vital marcada por la violencia y una gran fragilidad psicológica.
Los especialistas que la han evaluado han diagnosticado en ella una “crisis de identidad” y un cuadro de estrés postraumático, pero no han apreciado un deterioro de sus facultades de juicio que permita reducir su responsabilidad penal.
‘Lucie C.’ viajó en 2014 a Siria junto a su marido, su hermano y su cuñada. En Raqqa, capital del autoproclamado ‘Califato’ de Estado Islámico, prestó juramento de lealtad al grupo yihadista y posteriormente se desplazó a Baghuz, en la provincia de Deir Ezzor, último bastión de la organización antes de su caída en marzo de 2019 a manos de las milicias kurdas con apoyo de Estados Unidos y de la coalición internacional.
Las autoridades kurdas asentadas en el norte y noreste de Siria, así como las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), han reclamado en repetidas ocasiones a los estados de origen de los extranjeros retenidos en Al Hol —campo que alberga a decenas de miles de familiares de combatientes de Estado Islámico— que procedan a su repatriación. Sin embargo, muchos gobiernos han frenado estos retornos alegando riesgos para la seguridad.