Al menos siete personas perdieron la vida en la noche del pasado sábado en el norte de Nigeria tras la detonación de una bomba en el estado de Zamfara, después de un enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y grupos de “bandidos”, dedicados al secuestro y la extorsión, que actúan en esta zona del país.
Según recoge el diario nigeriano Premium Times, se trataría de un ataque de represalia llevado a cabo por estos grupos criminales tras un tiroteo con las fuerzas de seguridad en un mercadillo de Magami.
Cinco de las víctimas murieron en el lugar de la explosión y otras dos fallecieron posteriormente a causa de las heridas sufridas por la deflagración, registrada en la ruta Gusau-Dansadau-Magami, un trayecto cada vez más utilizado por estas bandas armadas.
Nuhu Babangida, miembro de la Asociación Internacional de Derechos Humanos, Control del Crimen y Resolución de Conflictos, ha señalado que militares y vigilantes locales abrieron fuego contra los bandidos en cuanto estos entraron en el mercadillo, después de denunciar que los grupos criminales habían incumplido un acuerdo de paz vigente.
La explosión alcanzó a una extensa caravana de más de 5.000 viajeros y comerciantes, que circulaban en camiones y furgonetas de regreso del mercadillo cuando se produjo la detonación.