El ala este de la Casa Blanca, descrita por Anita McBride, exsecretaria de Laura Bush, como el ‘corazón’ de la residencia presidencial, ha sido completamente derribada. Este cambio drástico se realiza para construir un vasto salón de baile, una iniciativa de Donald Trump para marcar su legado en la presidencia. Este proyecto ya ha excedido su presupuesto inicial y ha concluido su primera etapa esta semana, tres meses después de que Trump asegurase que dejaría el edificio sin cambios.
Desde la Administración Trump se ha argumentado que el proyecto ha superado las previsiones originales debido a su envergadura, y se ha solicitado al público que ‘confíe en el proceso’ según palabras de Karoline Leavitt, secretaria de prensa. Trump planea inaugurar el Salón de Bailes de Estado antes de finalizar su segundo mandato en 2029, ocupando un espacio estimado de 8.300 metros cuadrados, casi el doble del tamaño actual de la residencia, incluyendo áreas subterráneas para la cocina y almacenamiento.
La demolición necesaria para este proyecto se ha visto facilitada por la Ley Nacional de Preservación Histórica, que permite tales acciones sin un comité de evaluación previo. Este aspecto legal ha sido crucial dado que el ala este está muy cerca del histórico edificio del Tesoro de EEUU. Sin embargo, el proyecto deberá ser aprobado por la Comisión Nacional de Planificación de la Capital, aunque sus actividades están actualmente paralizadas por el cierre del gobierno.
El financiamiento del proyecto también ha generado debates. A pesar de un presupuesto inicial de 200 millones de dólares, Trump recientemente elevó la cifra a 300 millones, asegurando que no costaría nada a los contribuyentes estadounidenses ya que sería financiado por donaciones de grandes empresas y personalidades. Entre los donantes confirmados se encuentran nombres como Amazon y Apple, además de varios multimillonarios conocidos.
La reacción pública ha sido mixta, con una encuesta de YouGov mostrando un apoyo limitado al proyecto. Además, el Instituto Americano de Arquitectos ha pedido que se tenga especial cuidado con las modificaciones en un edificio tan emblemático. Vanessa Valdivia, exsecretaria de Jill Biden, expresó su tristeza por la demolición, destacando la pérdida de un sitio lleno de historia americana. Anita McBride también ha comentado la necesidad de preservar las historias que albergaba el ala este para las futuras generaciones.














