El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha expresado su descontento este martes ante el Senado hacia el Partido Popular por el ‘sesgo político’ de un informe realizado por eurodiputados sobre los incidentes violentos en Barbate, Cádiz, tras el siniestro de una narcolancha. Marlaska ha rechazado también las afirmaciones que le acusan de permitir ‘la vuelta de la violencia de la izquierda abertzale’ y de la ‘kale borroka’ en Navarra y País Vasco.
En la sesión de control, las senadoras del PP, Marimar Blanco y María Teresa Ruiz-Sillero, han acusado a Marlaska de mantener un ‘silencio cómplice’ ante las agresiones a policías y un ataque a un periodista en Pamplona durante una protesta contra un acto del activista Vito Quiles. Marlaska ha defendido que el informe de la misión europea carece de perspectiva y desconoce la situación específica de Andalucía y del Campo de Gibraltar.
Marlaska ha aclarado que la decisión de no mostrar la patrullera donde murieron dos guardias civiles no fue suya, sino de las familias de las víctimas, en respuesta a las críticas de Ruiz-Sillero sobre la ocultación de información a los eurodiputados. Además, ha reaccionado a las críticas sobre su gestión de la violencia, asegurando que bajo su mandato no se ha permitido la violencia ni se ha dejado de lado a las fuerzas de seguridad.
El ministro ha enfatizado que su objetivo es prevenir cualquier agresión y asegurar la eficacia y dignidad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, desvinculando su gestión de cualquier objetivo político, en contraposición a lo que, según él, practicó el PP.