Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, ha tachado de «casi ridículo» que el PSPV señale al PP como responsable de los ataques a la sede socialista en València, y ha expresado que deberían «pedir perdón» por tales acusaciones. «Al menos lo que pido es que no me acusen a mí de provocar esa agresión», expresó.
Luego de que Vicent Mascarell, secretario de Organización del PSPV, indicara este domingo, tras amanecer la sede con pintura negra y una sábana con el logo del partido cruzado en rojo, que «tienen un actor intelectual con nombre y apellidos: Partido Popular», la Policía Nacional ha iniciado una investigación sobre el incidente. El grupo Juventud Combativa ha admitido la vandalización, mostrando en un vídeo en X, imágenes de «simpatizantes» alterando la fachada del edificio, con el mensaje: «Simpatizantes nos envían estas imágenes desde la sede del PSOE en Valencia. La juventud ya no se cree vuestro circo. Muerte al régimen del 78».
El PSPV respondió con un vídeo en X, mostrando la apertura de su sede y declarando: «Por mucho que quieran silenciarnos, las puertas del PSPV-PSOE siempre están abiertas al diálogo, la tolerancia y la democracia».
ATAQUE INJUSTIFICABLE
Carlos Mazón resumió que el ataque a la sede del partido es «un ataque injustificable e injustificado» y aseguró que «el PP lo condena, yo lo he condenado, el secretario general –del PPCV– lo ha condenado, todos lo hemos condenado». Aprovechó para recordar que cuando el PP ha sido atacado, ni el Partido Socialista ni otros grupos lo han condenado, aunque él siempre lo ha hecho.
Además, Mazón destacó que el PSPV «podría plantearse un poco mejor a la hora de quiénes son sus enemigos de verdad y quiénes no» y enfatizó: «Cuando a nosotros nos atacan nuestras sedes, me gustaría que el Partido Socialista estuviera. Yo ni los he acusado sin pruebas ni he dejado de denunciar este acoso que es intolerable en democracia».
Finalmente, reiteró su descontento con las acusaciones contra él y concluyó que algunas declaraciones del Partido Socialista «fueron casi ridículas, podrían pedir perdón».















