El director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), José Donoso, hace un balance “muy positivo” de la legislatura en una coyuntura favorable. En números, la energía fotovoltaica ha pasado de 4 megavatios instalados en suelo a 20 megavatios y de 200 megavatios en autoconsumo a 5.200 megavatios. Para Donoso, el potencial del sector, motor de la economía española, pasa por una “ventaja competitiva” importante. Al ser la tecnología más barata de producir permite “a la industria española competir con la internacional” y “que en lugar de deslocalizaciones hablemos de relocalizaciones de empresas que vuelven a España por el precio tan barato que da la energía fotovoltaica”.
Balance del sector
El elemento de base para esta evaluación positiva ha sido la caída de los costes de la tecnología. “En la última década hemos caído un 95% en costes, sumado a un entorno político favorable hemos podido ejercer esa ventaja competitiva”. En España hay unas 2.000 horas de sol y terreno aprovechable que comparado con Alemania, con unas 950 horas de sol, producir sale a la mitad de costes.
Modelo de mercado
Para el director general de UNEF, el ideal es un modelo de mercado donde el autoconsumo no tenga barreras económicas ni administrativas. Donoso afirma que nunca han pedido subvenciones y “la gente debe percibir que es una forma de energía limpia, consolidada y una manera de luchar contra el cambio climático”.
Según Donoso, el autoconsumo no debe crecer a base de subvenciones. El sector debe operar con transparencia en las relaciones con las distribuidoras, apostar por la reserva de puntos de conexión para que los proyectos industriales puedan conectarse a la red eléctrica y resolver la venta de excedentes para competir en igualdad de condiciones.
Incremento de las renovables
En cuanto al aumento del autoconsumo colectivo, Donoso destaca cómo el sector viene del mejor año de la historia. “El año pasado hemos instalado mas que en todos los anteriores, con una cifra total de 5.000 megavatios, el equivalente a varias centrales nucleares». Un desarrollo “espectacular” con un viento de cola fuerte: los costos altos de la energía, sumado a 1.500 millones de euros procedentes del programa de los fondos Next generation.
Precio de la energía
Dos motores que, sin embargo, este año “están perdiendo fuelle” por la pérdida de percepción del precio alto normalizado por el consumidor. “Los 80 euros megavatio/hora ya no son noticia”, apunta.
Preocupación mediambiental
Quienes dicen ‘renovables sí, pero así no’ están diciendo ‘hazla en otro sitio pero no aquí’, sentencia Donoso. “Para nosotros el apoyo social es fundamental, venimos de ahí y no podemos perderlo”, apunta Donoso. “Si perdemos el apoyo social, perdemos el político y somos un sector regulado”. Por este motivo, “le damos mucha importancia a hacer bien las cosas y hemos creado un certificado de excelencia para maximizar el impacto ambiental positivo de nuestras plantas y el impacto socioeconómico”.
Desde la UNEF, apunta el directivo, “las plantas fotovoltaicas son una doble oportunidad para la biodiversidad. Reducimos las emisiones CO2 y esa planta fotovoltaica es un entorno en el cual durante mucho tiempo no va a haber actividad humana y se genera ese efecto de reserva integral”.
Reforma del mercado eléctrico
Donoso explica que hay un desajuste entre el sistema de mercado con las características de la energía fotovoltaica que no está vinculada a los costes marginales. Es lógico que haya «inadecuaciones» y la duda para el sector es si la vía de la UE, la de apoyar los contratos bilaterales, es suficiente. Al final, ese contrato bilateral va a tener como referencia el precio de mercado, si es demasiado bajo, no va a incentivar nuevas inversiones que continúen profundizando en el proceso de descarbonización. Durante la presidencia europea, «está en juego esta definición de mercado en términos económicos y mediombientales».
El peso de la UE
Donoso entiende que España necesita que Europa defina un sistema de precios adecuado para mantener la ventaja competitiva. En retrospectiva, «nuestro país ha afrontado todas las revoluciones industriales con desventajas competitivas. No hemos tenido carbón bueno y barato, ha sido malo y caro, ni petróleo. Por primera vez, tenemos un input energético que nos da la ventaja competitiva que es la energía fotovoltaica», explica. Un sistema con el que España se juega el futuro de la industrialización. «Puede ser un antes y un después para muchas regiones españolas, o puede quedarse en nada, eso es lo que nos jugamos», concluye.