La sudoración excesiva «puede tener causas médicas que deben descartarse, como infecciones, alteraciones hormonales o incluso algunos tipos de tumores», menciona la doctora Leire Aguado, del Departamento de Dermatología de la Clínica Universidad de Navarra.
La doctora Aguado explica que no siempre es necesario realizar pruebas diagnósticas. «Lo primero es realizar una anamnesis exhaustiva, es decir, una entrevista clínica detallada en la que preguntamos a los pacientes sobre sus síntomas y según lo que nos cuenten, decidimos a qué pacientes hay que hacer pruebas y a qué pacientes no. Por ejemplo, no es lo mismo un paciente que suda desde la infancia, que un adulto que empieza a sudar de forma repentina», detalla.
Si se identifica una causa específica como un problema tiroideo, es posible eliminar la hiperhidrosis completamente con tratamiento. Sin embargo, en ausencia de una causa específica, la llamada hiperhidrosis primaria, existen tratamientos que reducen significativamente el sudor y aumentan la calidad de vida del paciente.
La especialista enfatiza la importancia de personalizar el tratamiento. Entre las opciones se incluyen antitranspirantes con sales de aluminio, y en casos más severos, medicamentos orales como la oxibutinina o el glicopirrolato. Además, para casos donde estas alternativas no son suficientes, se puede optar por técnicas más avanzadas como la inyección de toxina botulínica, especialmente efectiva en axilas, palmas y plantas de los pies. «Es una técnica muy eficaz, aunque sus efectos no son permanentes», indica.
Para los casos extremos o localizados, se considera el procedimiento quirúrgico de simpatectomía torácica. «Consiste en realizar una pequeña incisión a cada lado del tórax para cortar o comprimir los nervios responsables de estimular el sudor. Es un procedimiento eficaz, pero se indica solo cuando los tratamientos conservadores no han funcionado y tras una evaluación individual», señala la Dra. Aguado.
Finalmente, la doctora aclara que no existe una hormona específica que cause la hiperhidrosis. La respuesta exagerada de las glándulas sudoríparas se debe a estímulos del sistema nervioso. Además, destaca la diferencia entre desodorantes y antitranspirantes, explicando que «Su función es neutralizar el olor. Para disminuir realmente la sudoración, hay que utilizar antitranspirantes que contengan sales de aluminio».
«La hiperhidrosis tiene un gran impacto en la vida diaria y emocional de las personas. Por eso, desde la consulta dermatológica animamos a los pacientes a preguntar y valorar el tratamiento más adecuado para su caso», concluye la especialista.











