Desde la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP), el doctor Alberto Fernández Jaén, perteneciente al Grupo de Trabajo de Neurodesarrollo, ha solicitado este viernes una valoración completa del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) para evitar el fracaso escolar. Destaca que, frecuentemente, los diagnosticados con este trastorno presentan dificultades asociadas en el aprendizaje o en el lenguaje.
“El 60-70 por ciento de los menores con esta condición han tenido dificultades en el aprendizaje lectoescritor. Los trastornos específicos del aprendizaje están presentes en el 45 por ciento de los casos, siendo particularmente frecuente el trastorno específico de la lectura. Además, aparecen problemas del lenguaje en el 12 por ciento de menores con TDAH”, ha afirmado el doctor Fernández.
El médico ha indicado que la dislexia afecta hasta al 39 por ciento de estos niños, y un 33 por ciento de ellos sufre también TDAH. “La disgrafía está presente hasta en la mitad de los escolares con TDAH. El mal desempeño en las matemáticas se ha referido en el 25-30 por ciento de los casos”, señaló, subrayando igualmente que los trastornos motores se observan en el 33-47 por ciento de los afectados.
Además, el doctor Fernández destacó que estos niños a menudo enfrentan problemas de autoestima, calidad de vida reducida y dificultades en las relaciones sociales, junto con desregulación emocional. “El 60-70 por ciento presenta trastornos comórbidos en la esfera conductual (trastorno negativista desafiante, trastorno disocial); en la esfera anímico-emocional (trastorno por ansiedad o del ánimo)”, agregó.
SEÑALES DE ALERTA POR TDAH
El experto ha recalcado que los primeros indicios del TDAH suelen manifestarse antes de los siete años, aunque en algunos casos no se hacen evidentes hasta los 15 años, cuando la exigencia académica es mayor. Por ello, ha urgido a padres y educadores a estar vigilantes ante signos de alarma como la incapacidad para mantener la atención, la dificultad para seguir instrucciones o terminar tareas escolares, entre otros.
“En cuanto a la hiperactividad e impulsividad, se observa un movimiento excesivo de manos o de pies, así como dificultad para permanecer sentado; correr, o saltar en situaciones inapropiadas; dificultad para jugar tranquilamente; estar ‘siempre en marcha’; hablar en exceso; contestar antes de terminar la pregunta; o dificultad para esperar su turno e interrumpir conversaciones o juegos”, detalló.
La detección precoz y el seguimiento adecuado por parte del pediatra de Atención Primaria y del neuropediatra son cruciales para un diagnóstico diferencial efectivo, la identificación de comorbilidades y la elaboración de un plan terapéutico integral. “Es imprescindible una exploración física y un examen neurológico completo”, concluyó el doctor, resaltando la importancia de estudiar los antecedentes personales y familiares para identificar posibles trastornos genéticos o determinar un origen específico.













