La microbióloga María del Mar Tomás, vocal de comunicación de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), ha subrayado este martes que las terapias con fagos han vuelto a situarse en primera línea como alternativa con gran potencial para combatir las infecciones provocadas por bacterias que ya no responden a los antibióticos convencionales.
“Cuando hablamos de la palabra virus, en principio siempre asociamos a algo malo, a una enfermedad infecciosa. Y en este caso hablamos de virus buenos, que son los fagos”, ha explicado durante el IV Encuentro SEIMC con Comunicadores Sanitarios, acto que ha puesto el broche final a la IV Escuela de Periodistas, organizada por la SEIMC y la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS), con la colaboración de Pfizer y ViiV Healthcare.
Tal y como ha recordado, organismos sanitarios internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) están impulsando la búsqueda de nuevas estrategias terapéuticas frente a las bacterias multirresistentes, responsables actualmente de más de 24.000 fallecimientos anuales en España. En este escenario, la comunidad científica ha vuelto a fijarse en los fagos, utilizados desde hace décadas en países como Georgia, como una forma de medicina de precisión o medicina personalizada, aunque por ahora su fabricación y aplicación siguen siendo, en gran medida, de carácter experimental.
Tomás ha explicado que los fagos se diseñan para atacar de forma específica la bacteria diana, sin dañar al resto de microorganismos beneficiosos, lo que evita cambios en el microbioma. Esta selectividad supone una diferencia clave respecto a los antibióticos, que actúan de manera mucho más amplia y pueden alterar de forma significativa la flora intestinal.
Además, la especialista ha remarcado que la fagoterapia se asocia a una toxicidad baja y que se está utilizando como complemento a los antibióticos tradicionales, ya que los fagos pueden ejercer un efecto sinérgico con estos fármacos. “Nadie da fagos solos, dan fagos en combinación con antibióticos, no quitan el tratamiento antibiótico, sino lo que hacen es intentar favorecer el antibiótico en esta bacteria donde ya no actuaban”, ha precisado.
No obstante, ha advertido de que la fagoterapia todavía presenta importantes retos. Entre ellos, la necesidad de contar con equipos altamente cualificados y con formación específica para su uso, así como de impulsar más ensayos clínicos bien diseñados que definan con claridad en qué situaciones y de qué manera aporta mayor beneficio a los pacientes.
De forma paralela, Tomás ha señalado que, aunque la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) ya ha publicado una guía regulatoria para la producción industrial o a gran escala de fagos a nivel europeo, en España aún no se dispone de un marco normativo propio que regule de manera estandarizada su desarrollo y uso como medicamentos.
“Cada vez vemos más pacientes que están siendo tratados por este tipo de virus y que ya no solo se está tratado en países del este, sino que Alemania, Italia, España, Francia o Estados Unidos tienen redes para tratar pacientes con este tipo de terapia”, ha precisado la microbióloga, apuntando además que en el ámbito europeo se están poniendo en marcha proyectos de investigación con una financiación muy relevante.
“Es una terapia que tiene mucha esperanza y confío en que sea una solución para los pacientes, sobre todo para aquellos con infecciones crónicas”, ha resaltado. Por último, ha avanzado que es previsible que en el plazo aproximado de un año existan en España instalaciones específicas dedicadas a la producción de determinados preparados de fagoterapia.
Nuevas técnicas de diagnóstico rápido
Por otro lado, la vicepresidenta de la SEIMC, Patricia Ruiz, especialista en Microbiología Clínica, ha puesto el foco en el papel clave de las nuevas herramientas de diagnóstico rápido, como la espectrometría de masas o los programas de optimización de antimicrobianos. Estas tecnologías permiten identificar en pocas horas el microorganismo responsable de una infección y seleccionar así el tratamiento más adecuado desde el inicio.
Ruiz ha recalcado que la rapidez en la respuesta diagnóstica tiene un impacto “directo” en la evolución del paciente: cuanto antes dispongan los clínicos de datos fiables, más eficiente será el abordaje del caso y mejores serán los resultados clínicos.
En este sentido, ha precisado que, en los cuadros de sepsis, el riesgo de mortalidad se incrementa un ocho por ciento por cada hora de demora sin la terapia correcta, mientras que uno de cada ocho pacientes puede sobrevivir si se instaura el tratamiento idóneo en las primeras 12 horas. En el caso de la meningitis, ha alertado de que el retraso en la administración del tratamiento eleva la probabilidad de sufrir secuelas neurológicas y daño cerebral a largo plazo.
“Es un ejemplo de que nosotros como profesionales podemos aportar muchísimo en el campo, somos los que nos encargamos del diagnóstico de las enfermedades infecciosas, del diagnóstico de laboratorio en compañía siempre y de la mano de nuestros compañeros de enfermedades infecciosas”, ha destacado.
Para aprovechar plenamente el potencial de estas innovaciones en microbiología clínica en beneficio del paciente, Ruiz ha reclamado durante el encuentro que todos los hospitales dispongan de servicios de microbiología clínica con atención continuada, operativos las 24 horas del día y los siete días de la semana.










