Se calcula que el 80% de la población experimentará dolores de espalda al menos una vez en su vida, y un tercio de aquellos que se recuperan de un episodio de lumbago podrían sufrirlo nuevamente dentro de un año. Esta condición es reconocida como la principal razón de incapacidad laboral en España entre los menores de 50 años.
Ante estos datos, y considerando su gran impacto y la tendencia al aumento, la Sociedad Española de Reumatología (SER) enfatiza la urgencia de abordar esta problemática y los factores que la agravan, como el sedentarismo, la obesidad y el estrés.
En el contexto del ‘Día Mundial de la Lumbalgia’, que se celebra el sábado 15 de noviembre, el doctor Julio Sánchez, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, subraya la importancia de gestionar adecuadamente esta situación que ha escalado a ser un problema de salud pública.
«La prevención y el autocuidado son dos factores fundamentales para hacer frente a la lumbalgia. Mantener un peso adecuado, realizar ejercicios para fortalecer la musculatura de la espalda y el abdomen, y cuidar la postura al sentarse o al levantar objetos son medidas que pueden reducir la probabilidad de sufrir dolor lumbar», indica.
En cuanto al ejercicio, señala que «la realidad científica ha demostrado que evitar el reposo en cama e intentar volver lo antes posible a la actividad facilita la recuperación de las personas que sufren dolor lumbar. Si bien es cierto que el ejercicio hay que realizarlo con cuidado y adaptado a la limitación física de la persona en ese momento. Un ejemplo serían los ejercicios recomendados incluidos en el proyecto Reumafit de la Sociedad Española de Reumatología (ver enlace)».
«La lumbalgia es uno de los síntomas más frecuentes de consulta médica y, aunque en la mayoría de los casos no representa un problema grave, su impacto en la calidad de vida puede ser alto. Por eso, buscar ayuda a tiempo y seguir un enfoque integral, que combine tratamientos no farmacológicos y farmacológicos, puede ser de gran utilidad para quienes la padecen», ha precisado el especialista, quien insiste en la importancia de que los afectados «tomen conciencia y se hagan partícipes y protagonistas en su manejo».
El tratamiento farmacológico para la lumbalgia se recomienda cuando el dolor persiste a pesar de otros enfoques como el ejercicio, la fisioterapia o los cambios en el estilo de vida.
«Los analgésicos suelen ser el primer paso, pero en casos de dolor intenso o crónico, puede ser necesario el uso de fármacos antiinflamatorios, relajantes musculares o incluso otro tipo de medicamentos con otras dianas –explica–. En algunos casos de lumbalgia crónica con causas inflamatorias, como la espondiloartritis axial, se puede requerir una terapia más especializada que incluya fármacos inmunomoduladores o biológicos».
Pero advierte de que «siempre es importante que el tratamiento farmacológico sea supervisado por un profesional sanitario para evitar efectos secundarios y asegurar la eficacia y la adherencia», y tiempo recuerda que «un estudio publicado en la revista ‘The Lancet Rheumatology’ sobre la prevalencia de esta patología calcula que, en 30 años, se superarán los 800 millones de afectados a nivel mundial».