Estamos a tiempo de tener una industria fuerte de chips en España

Emilio García, funcionario del Estado y ex director de Gabinete de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, analiza las medidas presentadas por la Comisión Europea para garantizar la seguridad del suministro y el liderazgo en tecnologías y aplicaciones de semiconductores

La Brújula Digital europea ha fijado como objetivo para la Unión Europea (UE) alcanzar al menos una cuota del 20% de la fabricación mundial de semiconductores para 2030 -ahora está situada en un 9%-. Pero la fabricación de semiconductores no es el único eslabón de la cadena de valor sectorial donde Europa tiene una posición débil, es menor aún su participación en los ámbitos de diseño/fabless, materiales y empaquetado/test.

En 2022, el viejo continente no lideraba ningún segmento de la cadena de suministros global y solo contaba con una fortaleza relativa (en el entorno del 20% del mercado global) en herramientas de diseño y equipamiento de fabricación.

Para reactivar su ecosistema de semiconductores, la Comisión Europea presentó en febrero de 2022 un conjunto integral de medidas para garantizar la seguridad del suministro, la resiliencia y el liderazgo tecnológico de la UE en tecnologías y aplicaciones de semiconductores.

Propuesta de una Ley de Chips

La propuesta de una Ley de Chips era el buque insignia del paquete que, tras la tramitación en las instituciones, entró en vigor en septiembre de 2023. Para alcanzar los objetivos sectoriales de la Brújula Digital, se espera que el conjunto de medidas movilice dentro de la Unión al menos 43.000 millones de euros de inversión público-privada en los próximos años.

La Comisión Europea presentó en febrero de 2022 medidas para garantizar la seguridad del suministro, la resiliencia y el liderazgo tecnológico de la UE en tecnologías y aplicaciones de semiconductores

A diferencia de lo que sucede con la Ley de Chips de Estados Unidos, el conjunto de medidas desplegadas por la Unión Europea dispone de un presupuesto limitado, menos de 5.000 millones de euros para I+D+i fundamentalmente. Consecuentemente, recae sobre las Administraciones de los Estados miembro promover la movilización de fondos dentro del marco disponible.

Como bien se detalla en un estudio publicado recientemente por la Real Fundación Elcano, el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de microelectrónica y semiconductores (PERTE Chip) de España es una de las más ambiciosas estrategias sectoriales comunitarias. Sólo Alemania, que dedicará más de 20.000 millones de euros, realizará una contribución mayor para revivir el ecosistema europeo.

PERTE Chip: la contribución española al esfuerzo de la UE

El PERTE Chip tiene como objetivo reforzar las capacidades nacionales de diseño y producción de la industria de la microelectrónica y los semiconductores. Se prevé movilizar en España una inversión pública de 12.250 millones de euros hasta 2027, y su perspectiva integral permitirá reforzar y desarrollar los eslabones de una compleja cadena de valor en España.

El PERTE Chip ha contribuido a animar y revitalizar el hasta hace unos años lánguido sector de microelectrónica nacional, dando lugar incluso a la creación de una asociación sectorial específica (AESEMI).

El PERTE Chip tiene como objetivo reforzar las capacidades nacionales de diseño y producción de la industria de la microelectrónica y los semiconductores

Todo ello, a pesar que la movilización de fondos prevista dentro de su memoria para sus dos años iniciales de ejecución ha quedado por debajo de lo planificado (se proyectó en 2022 y 2023 una inversión pública de hasta 1.634 millones mientras que el Ministro Escrivá reconoció recientemente que se han desplegado sólo 500 millones).

No obstante, no hay que desdeñar las actuaciones realizadas hasta la fecha y que contribuyen a reconstruir el ecosistema de semiconductores nacional.

Mediante convocatorias abiertas, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades ha apoyado con cerca de 100 millones de euros proyectos I+D+i (Misiones Chip y Pruebas de Concepto) y el Ministerio de Transformación Digital está promoviendo la creación de capital humano mediante la creación de Cátedras movilizando 54 millones de euros y ha apoyado con más de 100 millones la participación del tejido empresarial nacional en el Proyecto importante de interés común europeo (IPCEI) de semiconductores.

También se han financiado con cerca  de 400 millones proyectos singulares de I+D+i como BSC con Intel y Sincrotron Alba, y está por conocer la contribución a la instalación de Imec en Málaga.

Necesidades para consolidar el ecosistema español

Resta sin embargo la instalación de un gran proyecto industrial que sirva de consolidación del tejido sectorial que está conformándose. Aún siendo importante, algo más que la planta de ensamblado que Broadcom ha anunciado que creará en España. Si bien queda lejos la ingenuidad de la memoria inicial del PERTE Chip aspirando a una línea de producción de chips avanzados (5nm), existen razones para considerar que una fábrica de semiconductores en España es un proyecto posible y viable.

Voy a dejar a un lado las fortalezas que en los últimos años están habilitando inversiones del área digital en España, tales como el capital humano asequible y la creciente disponibilidad de fuentes de energía renovables, para centrarme en las específicas del sector de la microelectrónica.

Hay, al menos, cuatro motivos por lo que aún estamos a tiempo que se establezca una línea de fabricación industrial de microelectrónica en España:

Europa quiere potenciar su autonomía digital recuperando un lugar relevante en la cadena de suministro de semiconductores. No sólo se necesita que se levanten más fábricas de chips, sino reforzar todo el ecosistema sectorial, aunque en este esfuerzo los proyectos industriales son imprescindibles.

España cumple con el requisito de disponer, dentro de sus fronteras, de grandes demandantes de semiconductores

España aspira a contribuir al esfuerzo de la UE con el PERTE Chip, la segunda estrategia comunitaria más ambiciosa tras la de Alemania. Desde el Gobierno y la Administración se han dado pasos relevantes para apoyar la reconstrucción del sector de la microelectrónica nacional, pero se necesitan consolidar los avances con una actuación decisiva: una gran línea de fabricación en España.

SOBRE LA FIRMA
Emilio García García es funcionario del Estado y ex director de Gabinete de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales. Analista de políticas digitales en medios como Cinco Días y Agenda Pública.
Salir de la versión móvil