No hay puntada sin hilo

Incluso en un pasatiempo, la imagen cuenta. Por eso, a lo largo de la historia, la política y la moda han ido de la mano

En el comienzo, el hombre iba desnudo. Una hoja de parra o de higuera forma parte del imaginario colectivo como la primera prenda con la que cubriríamos nuestras vergüenzas y, aunque a través de la ciencia sabemos que fueron las pieles los primeros atuendos, la evolución en el vestir ha sido parte de nuestra identidad. Carta de presentación para distinguir la clase social que, en no pocas ocasiones, aporta más información que nuestras palabras.

No hay periodo de la historia en la que los trajes no transmitan un mensaje

Hace unos meses fue comentado el traje color berenjena que lució el presidente del gobierno ante el Senado. Estilistas dieron su opinión en torno a si le favorecía o si tenía las solapas estrechas. Pocos hicieron alusión a que el morado, o púrpura, es el color de la élite. Los emperadores y senadores romanos adornaban sus togas con una franja de ese pigmento que los fenicios lograban triturando moluscos. Su valor ahora es apto para todos los bolsillos, aunque sigue siendo un tono extraño que suele provocar sentimientos encontrados. En el ámbito político, el hábito hace y deshace. No hay periodo de la historia en la que los trajes no transmitan un mensaje.

El reinado de Felipe III, por ejemplo, estuvo lleno de episodios de corrupción. Su valido, el Duque de Lerma no disimuló poder ni riqueza, como vemos en su retrato ecuestre pintado por Rubens donde hay color, mirada altiva y armadura más reluciente que una cubertería de plata recién pulida. Algo que cambió con el siguiente rey: Felipe IV quien, aconsejado por el Conde Duque de Olivares, debía mostrar al pueblo que su política sería distinta. Qué manera más eficaz de hacerlo con un nuevo estilo y un color, el negro, que predominaría en la corte como sinónimo de austeridad. Si bien esos años se verían inmersos en una grave crisis agudizada en 1640. La realidad se impuso y aquellas vestiduras más que reflejar intenciones reformistas, simbolizaron el luto por la pérdida de la hegemonía hispánica en pro de los franceses cuyo rey Sol llevaría tacones rojos de manera exclusiva. Esa Francia refinada, encabezaría un cambio en las formas.

Hay quien afirma que las pelucas blancas se dejaron de utilizar por un descuido de Franklin, que anduvo por los salones tratando de convencer a los altos mandos para que les ayudaran en la Independencia Americana con la cabeza descubierta, pero lo que es seguro es que el pelo natural, los pantalones largos y las chaquetas de telas más austeras fueron uno de los emblemas de la Revolución que, al canto de la Marsellesa, impulsó el cambio del Antiguo al Nuevo régimen. Una vez más, si eras revolucionario, debías parecerlo. Napoleón devolvió los fastos a la política. Nacía un nuevo Imperio. Y mientras el Corso trataba de hacerse con España, en Cádiz se aprobaba una Constitución donde todas las clases eran representadas con su atuendo característico.

Cuando vemos a los miembros del gobierno, cada uno lleva un detalle que revela mensajes cifrados

Cuando Podemos entró por primera vez en el Congreso, lo hicieron sin chaqueta, sin corbata y en vaqueros. Nos dijeron mucho más montados en bicicleta y con la camisa por fuera ese día que las apelaciones que llevaron a cabo. Incluso hoy, cuando vemos a los miembros del gobierno, cada uno lleva un detalle que revela mensajes cifrados, aunque sea en un peinado —o en muchos, como es el caso de Yolanda Díaz—. Ellos lo saben y a nosotros se nos olvida.

Hasta tal punto es importante esa carcasa que entre las muchas anécdotas que se cuentan del presidente Cánovas fue la de una conversación con el rey Alfonso XIII que había sido invitado a una fiesta de disfraces de los Duques Fernán Núñez. Toda la sociedad estaría presente y el monarca se encargó un atuendo secreto. El día del baile, al finalizar de despachar con Cánovas le preguntó si quería saber de qué iría vestido. La respuesta de Cánovas fue directa: -Ya lo sé-. El Rey, estupefacto respondió: -pero si nadie lo sabe-. -Como presidente de su Consejo -aclaró Cánovas- debo saber siempre todo lo que concierne al Rey. El vestuario de su Majestad para el baile será Uniforme de Gala de Capitán General del Ejército, luciendo Toisón de Oro y banda de San Fernando. Este es el uniforme que el Rey viste en las grandes ocasiones y solemnidades-.

Así fue. El Rey se presentó acorde a su cargo. Porque incluso en un pasatiempo, la imagen cuenta. Por eso, a lo largo de la historia, la política y la moda han ido de la mano. Los emperadores lucían con orgullo el púrpura. Pedro Sánchez el berenjena. Las corbatas van aparejadas a leyes energéticas y hay quien, como los toreros, se corta la coleta para retirarse del ruedo. Aunque sea contrario al traje de luces.

SOBRE LA FIRMA

Fátima Rivera de Alvarado es licenciada en Derecho. Máster en Periodismo en El Mundo. Después de unos años trabajando en comunicación orientó su carrera hacia la docencia especializándose en Historia. Actualmente es profesora de Bachillerato. @fatimamorisot
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