Y Dios creó la Inteligencia Artificial (II)

"El género humano se halla en un período nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente se extienden al universo entero" expresa Francisco Pérez Bes en este análisis sobre la visión ética de la IA y la opinión de la Iglesia Católica sobre ella

Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra”.

(Genesis 1:26)

El género humano se halla en un período nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente se extienden al universo entero.

Los provoca el hombre con su inteligencia y su dinamismo creador; pero recaen luego sobre el hombre, sobre sus juicios y deseos individuales y colectivos, sobre sus modos de pensar y sobre su comportamiento para con las realidades y los hombres con quienes convive.

Tan es así esto, que se puede ya hablar de una verdadera metamorfosis social y cultural, que redunda también en la vida religiosa.

Estas palabras, que hubieran podido ser pronunciadas por cualquiera que haya estado siguiendo la evolución de la Inteligencia Artificial, fueron recogidas en la constitución pastoral titulada Gaudium et Spes, aprobada el 7 de diciembre de 1965.

El género humano se halla en un período nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente se extienden al universo entero

En efecto, a la vista de los retos éticos a los que se enfrenta el ser humano, en este mundo cada vez más tecnológico y menos espiritual, la Iglesia Católica se ha venido pronunciando acerca de los retos actuales de la humanidad ante la tecnología. Esto cobra más importancia en un momento histórico, como el actual, en el que la irrupción de la inteligencia artificial parece estar haciendo tambalear los cimientos de todo lo conocido hasta ahora.

Y es que cuando hablamos de Inteligencia Artificial, ya sabemos que una de las principales cuestiones que más preocupan si verdaderamente queremos lograr el objetivo de desarrollar una inteligencia artificial confiable, es el tema de los sesgos.

Los cuales, si bien tienen un origen claro en la ausencia de datos de entrenamiento suficientes, también la aportación de creencias o ideologías, entre otras cosas, son aspectos que afectan a dicha confiabilidad. De hecho, ya hemos sido testigos de cómo China, por ejemplo, incluía en su ley de IA la obligación de que “respete los valores socialistas”.

Así las cosas, resulta incuestionable que la IA planteará problema técnicos, antropológicos, educativos, sociales y políticos, pero también éticos, en el sentido de tener que enfrentarse a cuestiones que trascienden los ámbitos de la ingeniería y tienen que ver con la comprensión del significado de la vida humana y los procesos básicos del conocimiento.

Cuando hablamos de Inteligencia Artificial, una de las principales cuestiones que más preocupan si verdaderamente queremos lograr el objetivo de desarrollar una inteligencia artificial confiable es el tema de los sesgos

Dicho con otras palabras, ¿de qué manera afectará al comportamiento de, por ejemplo, una IA generativa, el hecho de que se utilice en un país musulmán, o judío?

Parece evidente que sus fundamentos estarán sometidos a los principios y valores propios, y que se le aplicarán los límites, restricciones y prejuicios que impongan sus líderes sociales, culturales, políticos y religiosos. De este modo, los algoritmos reproducirán las injusticias y los prejuicios de los ambientes en los que se originen.

Adicionalmente, cabe recordar que las innovaciones tecnológicas, en cuanto actividades humanas, tampoco son «neutrales», sino que están sujetas a las influencias personales, sociales y culturales de cada momento y lugar.

Es decir, el desarrollo de la IA y los resultados que se consigan reflejarán decisiones que estarán condicionadas por una serie de valores concretos (y no necesariamente compartidos), esto es, sujetos a la ética de quien lidere dicha innovación.

Este extremo puede suponer una barrera tecnológica insalvable, ya que si la IA no puede regirse por criterios éticos universales quizás tengamos que prepararnos para una nueva amenaza de fragmentación de internet, fenómeno conocido como splinternet.

Fuente: Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Religiones_por_pa%C3%ADs

No cabe duda de que nos encontramos en un punto de la revolución tecnológica en el que la humanidad se plantea qué significado debemos darle a todo este desarrollo de nuestras capacidades técnicas. Y si, realmente, todo esto se hace con un objetivo beneficioso para el conjunto de las sociedades o, como decimos los juristas, para el bien común.

Estas duda, inquietudes y miedos del homo tecnologicus ante esta disrupción, se reflejan bien en el Gaudium et Spes antes citado y, reclaman, a mi juicio, una intervención política basada en una reflexión profunda y sosegada acerca del futuro que queremos en convivencia con la IA y no esperar a una solución Deus ex machina:

Como ocurre en toda crisis de crecimiento, esta transformación trae consigo no leves dificultades. Así mientras el hombre amplía extraordinariamente su poder, no siempre consigue someterlo a su servicio. Quiere conocer con profundidad creciente su intimidad espiritual, y con frecuencia se siente más incierto que nunca de sí mismo. Descubre paulatinamente las leyes de la vida social, y duda sobre la orientación que a ésta se debe dar.

SOBRE LA FIRMA
Francisco Pérez Bes es socio en el área de Derecho Digital de Ecix Group y ex Secretario General del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).
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