Los jefes de Gobierno de siete Estados miembros de la Unión Europea, entre ellos Irlanda, Polonia y Lituania, han defendido “con firmeza” la utilización de los activos rusos inmovilizados para sufragar la ayuda a Ucrania, al considerar que se trata de la opción “más viable” desde el punto de vista financiero y “más realista” en el plano político. Así lo expresan en una carta firmada pocos días después de que el primer ministro belga, Bart de Wever, reiterara su oposición a esta fórmula durante una cena en Bruselas con el canciller alemán, Friedrich Merz, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En la misiva, remitida a Von der Leyen y al presidente del Consejo Europeo, António Costa, los mandatarios subrayan que, “además de ser la solución más viable financieramente y políticamente realista, aborda el principio fundamental del derecho de Ucrania a una indemnización por los daños causados por la agresión”, y se declaran dispuestos a colaborar para que esta vía salga adelante.
Los firmantes expresan así su respaldo “con firmeza” a la propuesta jurídica que la Comisión Europea distribuyó la semana pasada entre las capitales. El plan plantea emplear la liquidez generada por los activos soberanos rusos congelados en el marco de las sanciones de la UE —en gran medida depositados en Euroclear, con sede en Bélgica— para articular un “préstamo de reparaciones” de 90.000 millones de euros destinado a Kiev, con el fin de cubrir sus necesidades de financiación y defensa durante los próximos dos años.
Según el esquema planteado, Ucrania sólo estaría obligada a reembolsar este apoyo si, una vez finalizada la invasión rusa, Moscú paga compensaciones por la destrucción causada por la guerra. La Comisión ha advertido de que, si finalmente no prospera la opción de recurrir a los activos congelados —que únicamente requiere una mayoría cualificada de países para ser aprobada—, la alternativa pasaría por acudir a los mercados para emitir deuda respaldada por el presupuesto comunitario con el fin de sufragar el préstamo europeo de 90.000 millones. Esta segunda vía, sin embargo, exigiría el visto bueno unánime de los 27 socios.
En este contexto, los siete líderes que han dirigido la carta a Costa y Von der Leyen, de cara a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebrará la próxima semana en Bruselas, alertan de que “el tiempo apremia”.
“Si llegamos a una decisión sobre el préstamo para reparaciones en el Consejo Europeo de diciembre, tendremos la oportunidad de fortalecer la defensa de Ucrania y de negociar una paz justa y duradera”, sostienen en el documento.
El movimiento se produce tras el viaje de urgencia del canciller alemán a Bruselas el pasado viernes, cuando modificó su agenda para intentar convencer a Bart de Wever de que acepte esta propuesta. El Ejecutivo belga, no obstante, mantiene su rechazo frontal al considerar que la medida equivaldría a una “confiscación” de activos contraria al Derecho internacional y que expondría al país a importantes riesgos financieros y judiciales.
En este sentido, Von der Leyen reconoció en una breve declaración en redes sociales que “la situación particular de Bélgica en relación con el uso de los activos rusos congelados es innegable y debe abordarse de tal forma que todos los estados europeos asuman el mismo riesgo”.
Del encuentro entre Merz, De Wever y la presidenta de la Comisión trascendieron escasos detalles, pero todas las partes coincidieron en que la cena concluyó sin acuerdo. Tanto Von der Leyen como el canciller alemán señalaron después que habían convenido con el primer ministro belga “seguir discutiendo” con vistas a que los Veintisiete logren algún tipo de consenso sobre el respaldo a Ucrania en la cumbre del 18 y 19 de diciembre.











