Un 3% de las personas podría sufrir alteraciones crónicas en su ritmo circadiano

Hasta un 3% de la población podría enfrentarse a trastornos crónicos del ritmo circadiano, según expertos en neurofisiología clínica.

Según Carmen Gutiérrez, neurofisióloga clínica y parte del Grupo de Trabajo de Insomnio de la Sociedad Española de Sueño, hasta un 3% de la población podría experimentar trastornos crónicos en su ritmo circadiano. Este porcentaje se incrementa a un 26% en personas que trabajan por turnos.

Gutiérrez detalló que los ciclos circadianos son afectados tanto por el reloj biológico interno como por factores externos, incluyendo la alternancia de luz y oscuridad, además de aspectos socioculturales como los horarios de trabajo y las actividades sociales.

“Los trastornos del ritmo circadiano se pueden definir como la alteración o el desajuste de nuestro reloj biológico interno respecto al reloj ambiental y/o sociocultural, provocando que el sueño ocurra en horarios inapropiados o irregulares, generando insomnio, somnolencia diurna y dificultades para llevar a cabo una vida social y laboral considerada como normal”, explicó la especialista.

En particular, el síndrome de retraso de fase afecta hasta al 20% de la población, especialmente a adolescentes y adultos jóvenes, interfiriendo en la capacidad de dormir a una hora adecuada y causando somnolencia excesiva al día siguiente.

A pesar de su prevalencia, existe un “gran desconocimiento” sobre estos trastornos, lo que complica su diagnóstico y tratamiento. “Por lo general, muchos de estos trastornos se normalizan, se atribuyen al estilo de vida o incluso a la personalidad del paciente. Por ello, es fundamental dar a conocer la medicina del sueño para que poco a poco vayamos creando conciencia y sensibilizando a la sociedad para facilitar el reconocimiento de estas patologías”, añadió Gutiérrez.

Estos problemas pueden ser “altamente incapacitantes” y deteriorar significativamente la calidad de vida, incrementando la fatiga, falta de concentración, bajo rendimiento y problemas de memoria, además de aumentar el riesgo de accidentes y de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares.

“Además, se están llevando a cabo estudios que apuntan a una posible relación entre algunos trastornos del ritmo circadiano y una mayor incidencia de determinados tipos de cáncer”, señaló la experta.

Aunque existen tratamientos, deben ser personalizados para “resincronizar” el reloj biológico. “Una vez que tenemos claro el diagnostico, el tratamiento siempre se va a basar en 3-4 aspectos fundamentales: la higiene de sueño, la fototerapia (exposición a la luz y a la oscuridad), la cronoterapia (ajustar progresivamente horarios de sueño) y, en algunos casos, suplementación con melatonina”, destacó Gutiérrez, quien también recordó la importancia de una prescripción adecuada de melatonina para evitar complicaciones.

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