El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha sacado pecho de la estabilidad institucional y de la “corrupción cero” que, a su entender, caracteriza a su Ejecutivo tras más de una década al frente del Gobierno autonómico.
“Aquí, los empresarios saben que pueden venir. Es algo de lo que presumo, aquí no se piden comisiones, no se piden mordidas, no hay atajos. Nos sentamos sin ningún tipo de problema con un empresario para hablar de sus proyectos”, ha señalado en un encuentro organizado por El Confidencial en Toledo. Ha defendido que su gabinete puede reunirse con cualquier inversor sin que planeen sospechas de prácticas irregulares porque ellos “no piden nada”. “Tan sencillo como eso”.
En su intervención ha subrayado que cualquier empresa que llegue con un proyecto “sabe cómo funcionan las instituciones y sabe que se cumple con lo prometido”, algo que, a su juicio, “es elemental” y “de sentido común” y que “no debería de ser noticia”. Del mismo modo, ha apuntado que tampoco tendría que resultar llamativo “pactar entre los grandes partidos” ni “el diálogo social” ni “el respeto al Estado de Derecho”.
C-LM, preparada para crecer
García-Page ha aprovechado para hacer una reflexión económica, sosteniendo que las economías que hoy atraviesan “más estrés” son “aquellas que han contado con más recursos económicos, porque tenían petróleo o porque tenían carbón”.
Según ha explicado, son economías que ahora empiezan a mostrar signos de desgaste tras “haberse acostumbrado a tenerlo fácil”, enfrentándose a “una transformación” que “cambia sus pilares de arriba a abajo”.
En el contexto del conjunto de España, ha indicado que “hay regiones que a lo largo de los 60 últimos años se han ido acomodando” a esas ventajas, mientras que Castilla-La Mancha, que atesora “toda la historia de España”, no ha sido una de las comunidades favorecidas “por el centralismo político”.
Ha recordado que más de 200.000 familias “se fueron a vivir a Madrid”, un fenómeno similar al que se dio en “muchas zonas de España” como Extremadura o Castilla y León. Con este punto de partida, sostiene que las autonomías que “no lo han tenido fácil” han terminado estando “más preparadas” para afrontar escenarios complejos.
Todo ello, ha dicho, se plasma en una Castilla-La Mancha que ahora está sabiendo aprovechar el “desbordamiento” de la Comunidad de Madrid, sacando partido a su posición geográfica, transformando sus debilidades en “fortalezas” y captando un volumen creciente de nuevas inversiones. Un desarrollo que la región aspira “a compartir”, tal y como ha remarcado.
La Comunidad Autónoma también está utilizando su amplio territorio poco poblado para ganar superficie agrícola y desplegar parques de energías renovables. “Ya somos el mayor viñedo del planeta y estamos a la cabeza en solar y eólica”.











