El presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Juan José Imbroda, enfrenta la crisis de suministro de agua en la región, provocada por los continuos fallos en la planta desaladora actual. Ha reconocido la situación como de emergencia y ha revelado planes para la construcción de una nueva planta desaladora. Además, ha solicitado a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) la cesión del Pantano de las Adelfas y la exploración de alternativas como la planta de Ataque Seco o una nueva línea eléctrica.
Después de inspeccionar la planta Instalación Desaladora de Agua de Mar (IDAM), y resolver una importante avería eléctrica, Imbroda ha indicado que su administración trata el tema como una urgencia y busca soluciones duraderas para mejorar el abastecimiento de agua.
Entre las medidas destacadas, mencionó el progreso en la negociación para la nueva planta desaladora y la cesión del pantano, un proceso que parece avanzar, pero aún no se ha concretado. Mientras tanto, se aguardan los resultados de una auditoría técnica para identificar y corregir problemas en la instalación actual.
UN FIASCO
Imbroda también ha considerado reactivar la planta de Ataque Seco y está estudiando la posibilidad de instalar una nueva línea eléctrica independiente para evitar futuros problemas. Ha expresado su frustración por los retrasos en la línea que debería haber sido instalada por la CHG y ha decidido que la Consejería de Medio Ambiente busque soluciones alternativas.
El presidente ha sido crítico con la gestión de la CHG, calificando la situación de la planta desaladora entregada como un fiasco, especialmente por el módulo inactivo. Subrayó la necesidad de que el Estado asuma los costes de las obras necesarias. Por último, ha apoyado a los técnicos y al personal de la planta, esperando que los problemas de agua en Melilla pronto se resuelvan y sean parte del pasado.
Imbroda ha defendido las decisiones de su gobierno, basadas en criterios técnicos, frente a las críticas que considera demagógicas y no productivas.