Con una extensión de 62.000 hectáreas y una centuria de administración forestal ininterrumpida en áreas como el Puerto de Bronchales, el Parque Micológico de la Comunidad Sierra de Albarracín, situado en Teruel, se ha erigido como un modelo a seguir a nivel global en la conservación y la utilización sostenible de los recursos micológicos.
Este reconocimiento ha llegado de manos del European Mycological Institute (EMI), que el pasado sábado le concedió el distintivo Fungi Friendly Forest (FFF) con la máxima calificación de excelencia, después de que su Comité Científico evaluara el caso en el Living Lab del proyecto Fungiverso, que tuvo lugar el 24 y 25 de octubre en Orihuela del Tremedal (Teruel).
Esta distinción premia un enfoque de gestión micológica que protege la biodiversidad, regula la recolección y activa las cadenas de valor locales. El comité científico del EMI destacó particularmente la solidez científica del parque y su habilidad para diseminar conocimientos tanto en el sector como en la sociedad. Victoriano Jordán, presidente de la Comunidad de Albarracín, recibió el galardón con gran emoción, un honor que también posee el Parque Micológico de Kamuraska en Canadá.
SILVALIA, UN LABORATORIO VIVO
Durante los dos días del Linving Lab, los participantes pudieron visitar el Observatorio Silvalia, ubicado en el Puerto de Bronchales a más de 1.600 metros sobre el nivel del mar. Aquí, el proyecto Fungiverso cuenta con nueve parcelas experimentales para «demostrar cómo la gestión forestal influye en los diversos productos y servicios que ofrece el monte, incluyendo la biodiversidad, la producción de madera y, por supuesto, la producción micológica», según explicó Ricardo Forcadell, representante de Qilex y colaborador del proyecto Fungiverso.
Los asistentes exploraron este ‘laboratorio vivo’ equipado con sensores para monitorear variables como la humedad y la temperatura del suelo y donde se llevan a cabo muestreos regulares de diversidad fúngica.
«El objetivo es demostrar con datos que la gestión forestal planificada beneficia a los productos del monte y no afecta a la producción micológica», concluyó Forcadell, quien también destacó que el Puerto de Bronchales es uno de los principales aprovechamientos forestales de Aragón.
El Living Lab Fungiverso, al igual que el Observatorio Silvalia, es parte de MicoAragón, un proyecto regional que fomenta la colaboración y mejora la gestión sostenible y la valorización del turismo micológico del recurso forestal en Aragón. Este proyecto se encuentra en ‘crecimiento’ al añadir a once municipios del Parque Natural del Moncayo a los ya existentes como el Parque Micológico de la Sierra de Albarracín, Orcajo o Loarre.
Finalmente, Fernando Martínez Peña, científico del INIA – CSIC y director del European Mycological Institute, destacó que el «10% de la población aragonesa se declara aficionada a la recolección de setas» y MicoAragón ha registrado este año 10.000 visitas en su observatorio micológico.













