Ante Trump, la mejor política de la UE debería ser la de un realismo decidido.
Realismo, por varias razones:
- Trump ha sido elegido para cuatro años, así que queda todo un mandato por delante para lidiar con sus decisiones;
- como ha demostrado en los dos primeros meses tras su toma de posesión y a diferencia de su primer cuatrienio, tanto él como su Administración muestran una débil organicidad política y económica, es decir, una limitada influencia sobre sus decisiones tanto del Partido Republicano como los grandes poderes económicos, (que, sin embargo, tras semanas enloquecidas en los mercados financieros han conseguido, a trancas y barrancas y de momento, imponer una pausa de noventa días a los nuevos aranceles), lo que significa inestabilidad;
- nos esperan, por lo tanto, tumbos y mas tumbos en todos los ámbitos: político, de seguridad, económico;
- no obstante, conviene no olvidar que, independientemente de Trump (que en menos de dos años afrontará elecciones legislativas), Estados Unidos es el principal socio y aliado de la UE hasta la fecha.
Pero ese realismo debe ser decidido, nunca pasivo o resignado:
- ha de estar basado en la firmeza para decir no y, al tiempo, para negociar: el choque de trenes no conviene a ninguna de las partes en ninguna situación y debe ser evitado siempre que exista una mínima ventana de oportunidad;
- la UE está obligada a definir con profundidad y precisión el orden político económico global que considera más adecuado para un futuro basado en el derecho internacional, el libre comercio y el crecimiento social y ambientalmente sostenible, algo que todavía no ha culminado en sus numerosos “papeles”;
- si el comercio es un capítulo fundamental, el impulso del euro como moneda de transacción, inversión y reserva es clave frente a un dólar todavía hegemónico en el que Estados Unidos basa buena parte de su poder e influencia;
- en esa dirección, ofrecer la seguridad política y jurídica de la UE para invertir resulta más atractivo que nunca, entendiendo a la vez que quien pone su dinero a trabajar espera rendimientos, algo que ha explicado el torrente de capitales que han viajado anualmente de Europa a USA: por ello, hay que completar el mercado único, también en el ámbito de los capitales (Letta), y aumentar sustancialmente la competitividad (Draghi);
- es preciso reforzar y extender la red de socios de la UE: ante unos Estados Unidos que representan a estas alturas un limitado porcentaje del comercio internacional, el multilateralismo cooperativo debe ser la norma europea tanto en lo político como en lo económico, dando continuidad a los más de setenta acuerdos vigentes entre Europa y otros países y defendiendo el “retorno” de la OMC como instrumento de gobernanza global.
Paciencia, prudencia, negociación, firmeza, principios, confianza en sus propias posibilidades deben guiar la política de la UE en el tiempo de Trump en la Casa Blanca. Lo que aquí hemos llamado realismo decidido y que están poner en práctica Von der Leyen con su respuesta a los aranceles y jefes de gobierno como Sánchez con su viaje a Pekín.
Ojalá que, en la misma línea de realismo decidido, la UE continúe su profundización política en un sentido federal, porque nunca es tarde si la dicha es buena.
SOBRE LA FIRMA:
Carlos Carnero González ha sido eurodiputado, miembro de la Convención que redactó la Constitución Europea, diputado a la Asamblea de Madrid, Embajador en Misión Especial y Director Gerente de la Fundación Alternativa