La digitalización ha transformado de forma irreversible la manera en que vivimos, trabajamos, aprendemos y nos relacionamos. También ha cambiado la infancia y la adolescencia, etapas fundamentales del desarrollo humano. Niños y jóvenes crecen hoy en un entorno digital que amplía sus horizontes y multiplica sus oportunidades, pero que también plantea nuevos retos. Afrontarlos requiere una corresponsabilidad real entre todos los actores: familias, administraciones públicas, sistema educativo, tercer sector e industria tecnológica.
Cuidar la infancia en Internet y en el uso responsable de la tecnología no es solo una cuestión de seguridad: es una cuestión de futuro compartido. Y el compromiso del sector digital es claro —proteger, acompañar y ayudar a los menores para que desarrollen todo su potencial en la sociedad digital.
Corresponsabilidad: un compromiso colectivo
La seguridad digital de los menores solo será efectiva si se construye desde la colaboración. Ningún actor puede asumir esta tarea en solitario. Las familias necesitan acompañamiento y formación; los educadores, recursos y competencias; las administraciones, marcos normativos coherentes; y la industria, la capacidad de ofrecer soluciones innovadoras, seguras y accesibles.
Desde hace años, el sector tecnológico trabaja activamente para crear herramientas que protejan a los menores: controles parentales, cuentas supervisadas, sistemas de búsqueda segura, límites de tiempo de uso o mecanismos para evitar la exposición a publicidad sensible. Estas soluciones se desarrollan en diálogo constante con instituciones, expertos y organizaciones de protección infantil, con un objetivo compartido: que los niños y adolescentes puedan disfrutar de los beneficios de la tecnología sin exponerse a riesgos innecesarios.
Más allá del control: educar para la autonomía digital
Proteger también es acompañar. Las herramientas tecnológicas son recursos valiosos, que deben reforzar el papel esencial de la educación y la familia. El reto está en transformar la prevención en una oportunidad para desarrollar competencias digitales y fortalecer la autonomía.
Los controles parentales y las guías educativas han de ser aliados para las familias. Para ellos deben ser accesibles, comprensibles y adaptables a las necesidades reales de cada hogar. Lo importante es que padres y tutores los conozcan y sepan hacer uso práctico de los mismos. Para ello, es imprescindible facilitarles información clara y recursos prácticos que les permitan acompañar activamente a sus hijos en el uso responsable y creativo de la tecnología.
La alfabetización digital temprana es un factor clave del desarrollo personal y profesional. No solo contribuye a reducir riesgos, sino que abre oportunidades de aprendizaje, participación y crecimiento. Hoy, Internet es una herramienta esencial para el ejercicio de derechos fundamentales de la infancia: el acceso a la educación, la información, la cultura y la participación social.
Talento y oportunidades: la infancia como motor de innovación
Cada vez más, los menores son usuarios activos y creadores de contenidos digitales. Desde adolescentes que impulsan iniciativas solidarias a través de redes sociales, hasta jóvenes que transforman su curiosidad tecnológica en emprendimientos o proyectos artísticos, el entorno digital ofrece un espacio fértil para el talento.
Ejemplos como el músico Íñigo Quintero, cuya carrera emergió gracias a las plataformas digitales, o jóvenes emprendedores españoles que han convertido su alfabetización digital temprana en trayectorias profesionales de éxito, muestran el vínculo directo entre educación digital y futuro laboral.
La mayoría de las profesiones del futuro —desde la ciberseguridad y el análisis de datos hasta la biotecnología o la economía creativa— estarán relacionadas con la tecnología. Fomentar competencias digitales desde edades tempranas es, por tanto, una inversión estratégica para el país: asegura una sociedad más competitiva, innovadora y cohesionada.
Protección, madurez y equilibrio normativo
La protección digital de los menores debe evolucionar con ellos. No es lo mismo acompañar a un niño que a un adolescente: sus capacidades, intereses y niveles de madurez son diferentes, y su experiencia digital también debe serlo. Las políticas públicas y las herramientas tecnológicas deben respetar esa autonomía progresiva y fomentar la responsabilidad individual.
En este marco, la regulación desempeña un papel fundamental. Desde AMETIC, defendemos que la protección de los menores en el entorno digital se base en cuatro principios esenciales:
- Coherencia europea, alineando las normas nacionales con la Digital Services Act (DSA) y otras iniciativas comunitarias, para reforzar la seguridad jurídica y la armonización del mercado digital europeo.
- Proporcionalidad técnica, asegurando que las medidas sean viables, efectivas y no generen efectos contraproducentes.
- Flexibilidad normativa, que permita adaptarse a un entorno tecnológico en constante evolución.
- Equilibrio entre protección y privacidad, de modo que la verificación de edad o las medidas de seguridad no impliquen una recogida innecesaria de datos personales ni limiten la innovación.
La protección digital de los menores debe evolucionar con ellos; no es lo mismo acompañar a un niño que a un adolescente
Este marco garantiza que la regulación proteja sin frenar el progreso, y que España mantenga su liderazgo en la promoción de un entorno digital responsable y competitivo.
Un sector comprometido con el futuro
Proteger y educar en la era digital es una tarea colectiva que trasciende fronteras y sectores. Desde AMETIC y el conjunto de la industria digital española, reafirmamos nuestro compromiso con una digitalización segura, inclusiva y humanista, que sitúe a las personas —y especialmente a los menores— en el centro de la transformación tecnológica.
La industria no solo desarrolla soluciones de protección: impulsa contenidos educativos, promueve la alfabetización digital, colabora con instituciones públicas y privadas, y trabaja para que la innovación se traduzca en confianza y oportunidades.
El cuidado de la infancia en los entornos digitales es una responsabilidad compartida, pero también una oportunidad única para construir una sociedad más preparada, ética y sostenible. Si somos capaces de educar y proteger al mismo tiempo, estaremos sembrando las bases de un futuro digital donde nuestros menores no solo estén seguros, sino capacitados para liderar el cambio.
Porque cuidar la infancia en el entorno digital no es un desafío técnico: es un proyecto de país y el sector digital español está plenamente comprometido en liderarlo.
SOBRE LA FIRMA:
Francisco Hortigüela es presidente de la Asociación Multisectorial de Empresas de la Electrónica, las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las Telecomunicaciones y de los Contenidos Digitales (AMETIC)












