El proyecto que reza como ‘España deporte futuro’ en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y de la Presidencia española de la Unión Europea puesto en marcha por parte del Consejo Superior de Deportes toca a su fin.
Lo hace con una jornada de cierre y conclusiones en el Congreso con la participación de diversos stakeholders implicados como es la Asociación Española de Derecho Deportivo.
Una inversión milmillonaria en promoción y divulgación de la actividad física, un debate abierto sobre los ejes estratégicos que deben conformar las políticas públicas deportivas y la renovación del marco legislativo han sido los hitos más relevantes del programa ‘Deporte futuro’ que hoy echa el cierre.
Y es que se hace sumamente complicado buscar un elemento que sea capaz de movilizar, unir y agrupar a tantas y tantas personas de corte tan diferente que no sea el deporte.
Políticamente da pocos quebraderos de cabeza y, por el contrario, más si eres español, suele llevar consigo la celebración de victorias importantes cada año. Por ello, no hay futuro sin deporte.
Programas de apoyo al deporte
Una vez que el sector deportivo ha pasado de una suerte de sector autogestionado a la implicación de las administraciones públicas en su día a día, asistimos a la puesta en marcha de programas como ‘España deporte futuro’ que siempre son motivo de satisfacción.
La mayor exposición pública del sector lleva aparejado el aumento del análisis y el estudio del marco regulatorio deportivo, ciertamente complejo, que desciende directamente del modelo social del deporte europeo y del sistema federativo.
Después de treinta y dos años de vigencia de la extinta Ley del Deporte, a finales de 2022 se aprobó, no sin dificultades parlamentarias, un nuevo texto legal que pretende ser la referencia del deporte para los próximos años.
La mayor exposición pública del sector lleva aparejado el aumento del análisis y el estudio del marco regulatorio deportivo
Independientemente del marco regulatorio, el modelo deportivo y federado prevalece en la arquitectura deportiva y en su diseño de carácter público – privado: federación internacional, continental, nacional y autonómica, siendo todas ellas de naturaleza y carácter privado y sujeta a su propia regulación interna.
A destacar las federaciones internacionales, asociaciones (en la mayoría de los casos) radicadas en Suiza, sujetas al ordenamiento jurídico del país helvético, que aúnan a más de doscientas federaciones nacionales y que cuentan con una capacidad económica, de influencia y de organización de eventos internacionales de primer orden. No se trata por tanto de la letra, ni del marco, más bien de la estructura que desemboca en la práctica diaria.
Las Administraciones Públicas poco menos que ‘externalizaron’ -si se permite la expresión- el deporte a las federaciones, pues éstas ejercen competencias públicas por delegación de las propias administraciones. En este sentido, las entidades federativas deben ser la palanca que impulse los grandes objetivos de país en materia de deporte.
Con el ejemplo del programa ‘España deporte futuro’ estamos ante una muestra inequívoca de apuesta segura y de que las políticas públicas cada vez más buscan figuras transversales y el deporte lo es. En torno a este elemento común se configuran ejes integrados y que crean numerosas sinergias entre ellos: promoción de la actividad física, hábitos de vida saludable, educación y formación, actividad económica, empleo de calidad, prestigio y marca internacional y turismo deportivo. ¿Qué puede salir mal?
Nueva Ley del Deporte
El paraguas de la nueva Ley del Deporte, una de las metas señaladas por el Gobierno en el marco de este programa, no debe servir para menos que ejercer de guía para el desarrollo del sustrato normativo del deporte que es, en realidad, donde estriba la clave de la cuestión.
El desarrollo reglamentario de la norma, la regulación de las federaciones deportivas, el decreto sobre los procesos electorales federativos, las sociedades anónimas deportivas o el instrumento normativo delimitador de los derechos televisivos que abarcan ramas del ordenamiento jurídico que exceden el propiamente conocido como terreno o pista de juego.
Que no hay futuro (político, tampoco) sin deporte es una cuestión sin ningún género de duda, habida cuenta de la reasunción por parte del Ministerio de Educación y Formación Profesional, en manos del partido mayoritario del Gobierno, de la cartera de deporte, desgajándola, esta vez, de Cultura.
Pues el viento de cola del ‘caso Rubiales’, la fuerza y la visibilidad del deporte femenino y la organización de la Copa Mundial de fútbol de 2030 van a ser cuestiones estratégicas de las que pueden derivarse notables beneficios y riesgos ínfimos.
Estamos asistiendo, colegiamos todos en que, por primera vez de esta manera, al mucho interés que suscita por parte de las autoridades de nuestro país la presidencia de la federación más importante: la Real Federación Española de Fútbol. Se está gestando jurídicamente el nuevo decreto de elecciones federativas que será el punto de partida a una campaña electoral muy mediática, intensa y especialmente politizada.
Poner encima de la mesa que la clase media deportiva necesitan más medios económicos, técnicos y políticas públicas es una obligación de toda la sociedad
Sin embargo, el deporte, en muchas circunstancias no entiende de grises. Pasamos de las grandes entidades deportivas con múltiples recursos a las agrupaciones más humildes que permiten la práctica del deporte a personas o colectivos en serias dificultades y que realizan una labor social encomiable. Pero en medio de esos dos extremos, subyace un sistema deportivo sano, formado, lleno de vida y que genera a su alrededor una economía de escala descuidada.
Poner encima de la mesa que la clase media deportiva, es decir, todos aquellos deportistas, clubes, federaciones, árbitros y jueces deportivos que conforman el grueso del deporte profesionalizado (que no profesional), necesitan más medios económicos, técnicos y políticas públicas que fomenten su mejor desempeño es una obligación de toda la sociedad y de los programas de fomento del deporte como es ‘España deporte futuro.’
El marco normativo, por supuesto, es importante; su desarrollo, podríamos decir, incluso más; las políticas públicas para su promoción y mejora, ni que decir tiene; los planes formativos vinculados al deporte como educación reglada y que permite la inclusión laboral de muchísima gente joven, evidentemente; pero la principal motivación es y debe ser abastecer al deporte medio y de base de recursos materiales, económicos, físicos, formativos, sociales, educativos y de conocimiento para que se convierta, más aún si cabe, en uno de los pilares de nuestro estado de bienestar.
Programas como ‘deporte futuro’ van en este camino porque, es más que evidente, que no hay futuro sin deporte.
SOBRE LA FIRMA Ángel Guillén Pajuelo es Doctorando en Derecho Deportivo en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), consultor de Asuntos Públicos y profesor en Universidad Internacional de la Rioja (UNIR)