«Respaldo este acuerdo comercial, pero lo hago sin ningún entusiasmo». Así ha valorado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el resultado de las negociaciones entre EEUU y la Unión Europea (UE), avanzado el domingo en Glasgow (Escocia), por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. La tibieza ante los compromisos alcanzados por la máxima mandataria de la UE es una reacción repetida entre los dirigentes de otros países miembros por un acuerdo cuya letra pequeña y alcance todavía se desconocen.
Lo conocido hasta ahora —aranceles fijos a productos y bienes del 15%, con algunas salvedades aún no detalladas, y programas de compra de energía y armamento a EEUU— ha bastado para que la CEOE manifieste su «más absoluto rechazo» y «máxima preocupación» por un acuerdo que a ojos de la patronal perjudica «la competitividad de nuestras industrias». La principal organización empresarial española cree que lo que viene es un «escenario con unas consecuencias inciertas y peligrosas a nivel global».
Al encarecimiento de los productos llegados de la UE, una pérdida de competitividad que puede traducirse en una caída en las ventas, hay que sumar la necesidad de buscar nuevos mercados para dar salida a las cuotas de mercancías que no consigan colocarse en EEUU, un proceso que por lo general necesita de tiempo. ¿Qué sectores son los que tienen peores perspectivas? Demócrata analiza el comercio bilateral con Estados Unidos a partir de los datos de comercio de los más de 13.000 tipos de bienes diferentes declarados ante el Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales de la Agencia Tributaria.
¿Cómo afectan los aranceles generales del 15% a España?
Pese a que la administración Trump justifica su política arancelaria en los desequilibrios entre los flujos del comercio de mercancías, en el caso español el balance de importaciones y exportaciones arroja un saldo favorable a EEUU. No obstante, la integración de España dentro del mercado común europeo impide la imposición de aranceles diferenciados entre países miembros.
Aunque la gran mayoría de países de la UE tienen una balanza a favor, la economía española es de las pocas que importa bienes y servicios por mayor valor de los que se exportan al otro lado del Atlántico. España es el segundo país con mayor desequilibrio, solo por detrás de Países Bajos, según datos de Eurostat para 2024.
Un saldo negativo de 10.000 millones de euros
Si bien la balanza comercial siempre ha sido desfavorable a España en lo que llevamos de siglo, en los últimos años el volumen de lo que llega ha crecido a mucho más ritmo que las ventas desde España. El superávit comercial favorable a EEUU se disparó a partir de 2022, con buena parte de las economías mundiales despegando tras la pandemia por covid-19 y tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Las sanciones a la Federación de Rusia y la necesidad de buscar otras fuentes de suministro energético explican en buena parte el saldo negativo.
Los 18.179 millones de euros en ventas al país estadounidense lo dejan como el sexto mercado internacional, el mayor fuera del continente europeo y el segundo extracomunitario (España exportó bienes por 23.852 millones de euros el año pasado a Reino Unido), según los datos provisionales de 2024 que maneja el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.
De los casi 385.000 millones de euros en bienes exportados en el último año, el volumen de lo comercializado con EEUU representa el 4,73 % total. Por poner en contexto la cifra, la proporción del país norteamericano es tres veces inferior al peso que tiene Francia, primer mercado para España, con unas ventas en 2024 de 57.592 millones (14,98%). Con el mercado común europeo como gran destino de los bienes producidos (casi el 62% del valor total), la relación de principales mercados extracomunitarios la completan Marruecos (12.859 millones de euros), Turquía (algo más de 9.000 millones), China (7.467), México (6.041) y Suiza (5.725), siempre según datos de 2024.
¿Qué sectores son los más expuestos al comercio con EEUU?
Los equipos de Bruselas y EEUU mantienen todavía conversaciones con el fin de poder cerrar todos los detalles, en principio, antes de este viernes, 1 de agosto, fecha en la que debían entrar en vigor los aranceles generales del 30% impuestos por Trump. Esquivar esa cifra es lo que se buscaba desde las instituciones europeas, que finalmente han optado por un escenario conformista, con el que reducir incertidumbre, ante la alternativa de una defensa más firme de los intereses de la UE con una escalada arancelaria entre las dos partes.
A falta de conocer qué bienes o productos quedan excluidos del arancel universal fijo del 15% (se han mencionado exenciones a productos semiconductores y farmacéuticos, los segundos a expensas de una posible revisión futura), el análisis por tipo de bienes o mercancías revela qué sectores de actividad quedan más expuestos a la política comercial de la administración Trump.
Los datos de comercio declarado ante la Agencia Tributaria en el último ejercicio revelan que las mayores exportaciones a EEUU se produjeron en 2024 por parte de las industrias de máquinas y aparatos mecánicos y las de aparatos y material eléctrico. Les siguen, la industria agroalimentaria, las farmacéuticas, las manufacturas usadas para construcción o la industria cosmética.
Si se baja al detalle dentro de las rúbricas del Sistema de Clasificación de Productos de la UE (TARIC) es posible afinar qué actividades o materias concretas son las más expuestas a la imposición de aranceles.
Aceite de oliva, vino o aceitunas
Cuando se enumeran los principales bienes o productos exportados por España a EEUU siempre se mencionan alimentos como el aceite de oliva, el vino, las aceitunas o las patatas. La inclusión no es gratuita y es que las cifras hablan por sí mismas. El conjunto de los bienes de alimentación y bebidas supusieron 3.425 millones de euros, casi un quinto del total (18,8%).
Las ventas de aceite de oliva representaron la mayor factura el año pasado, por encima de los 1.000 millones de euros (más de cinco de cada 100 euros del total), un monto que también superaron las exportaciones de aceites combustibles. En el caso del vino y los espumosos, se entregaron mercancías por valor de 335 millones de euros frente a los 247 millones de las aceitunas y patatas.
Más allá de las repercusiones para empresarios y trabajadores de los sectores de actividad afectados por los aranceles, habrá que esperar para ver qué impacto tiene la diplomacia arancelaria en el resto de la ciudadanía. Así, pueden darse situaciones paradójicas con productos como el vino o el aceite de oliva.
Con fuerte arraigo en los hogares españoles, una eventual caída del consumo de aceite de oliva español en EEUU, podría llevar a dar salida al excedente de producto en España, con una bajada de los precios de venta en el mercado nacional, al menos mientras se busca reemplazo a la cuota que se pueda perder del mercado estadounidense e incluso del italiano, otro de los grandes compradores a España, que destina buena parte del volumen destinado a la reventa para exportación.
Componentes de automóvil, perfumes, placas cerámicas o plasma sanguíneo
La producción de componentes o manufacturas industriales son los siguientes sectores de actividad con mayor volumen de exportaciones a EEUU en 2024. Así, transformadores y convertidores eléctricos (771 millones), perfumes y colonias (623 M€), placas y baldosas de cerámica (470 M€) o turborreactores y turbopropulsores (463 M€) superaron o se acercaron a ventas por 500 millones de euros.
Les siguen el biodiésel, las manufacturas de cemento y hormigón para construcción, engranajes y componentes para vehículos, neumáticos o útiles para construcción.
En el caso de los medicamentos (571 M€), el plasma sanguíneo a base de sueros con anticuerpos y otros productos inmunológicos (362 M€) o los bienes de equipo para industria aeronáutica (263 M€), podrían beneficiarse de las exenciones que en principio se habrían acordado para sector aeronáutico y farmacéutico.
Finalmente hay que considerar posibles daños derivados del establecimiento de aranceles universales del 15%. En una economía globalizada como la actual, una caída en la actividad de ciertas industrias de socios comunitarios que sí tienen gran exposición a la economía norteamericana, como por ejemplo, la automovilística de Francia o Alemania, podría traducirse en un menor volumen de exportaciones españolas, sobre todo en sectores que se dedican a la fabricación de componentes industriales. Aunque España no exporta vehículos, sí vende componentes para su fabricación a otros países de la UE.















