El Ministerio de Comercio de China ha ampliado sus medidas sobre el control de la exportación de tierras raras y tecnologías asociadas, citando motivos de seguridad nacional. Este anuncio llega justo antes de la reunión prevista entre Donald Trump y Xi Jinping en Corea del Sur a finales de este mes.
Con estas nuevas restricciones, que se suman a las implementadas en abril, se exige ahora que los exportadores extranjeros obtengan una licencia específica del Ministerio de Comercio chino antes de comercializar estos productos sensibles fuera del país. Además, se ha comunicado que no se aceptarán solicitudes de exportación hacia usuarios militares extranjeros, ni hacia importadores y usuarios finales que figuren en listas de control.
El Ministerio ha especificado también que no se permitirá la exportación de productos que se usen o puedan usarse en el desarrollo de armamento, terroristas o fines militares aumentados, aunque se evaluarán individualmente las solicitudes para proyectos de I+D que involucren tecnología avanzada como semiconductores y AI con aplicaciones militares potenciales.
Un portavoz del Ministerio ha defendido estas restricciones como una norma internacional, destacando que tras las limitaciones impuestas en abril, algunos actores internacionales han manipulado productos de tierras raras chinas para usos que comprometen la seguridad nacional de China. «Esto ha provocado daños considerables o amenazas a nuestra seguridad nacional, afectando la paz mundial y los esfuerzos de no proliferación», afirmó.
Por consiguiente, el funcionario subrayó que las medidas buscan «proteger mejor la seguridad y los intereses nacionales» y alinearse con los compromisos internacionales de no proliferación, aunque aseguró que el alcance de los controles será limitado y se facilitará la obtención de licencias para las exportaciones que cumplan con las normativas aplicables. Se excluyen de la necesidad de licencias las exportaciones para ayuda humanitaria.
Finalmente, China se compromete a fortalecer el diálogo y la cooperación internacional en materia de control de exportaciones para asegurar el comercio y la estabilidad de las cadenas de suministro globales. Esta decisión se produce en un contexto de tensión comercial y tecnológica con Estados Unidos, poco antes de una cumbre importante en Corea del Sur.