La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha sugerido la implementación de un modelo de retiro más adaptable y progresivo en España, que facilite la combinación de la pensión y el empleo de manera que se ajuste a las condiciones personales y laborales de cada persona.
Fedea reveló el lunes un análisis que evalúa el potencial de trabajo adicional en individuos de 55 a 69 años en España desde 1977 hasta 2018. Los investigadores han empleado la tasa de empleo como un marcador de actividad y la tasa de mortalidad para estimar el estado de salud.
De acuerdo con los hallazgos, existe «una gran capacidad latente de trabajo en edades avanzadas que no se aprovecha». Específicamente, los hombres podrían laborar 8 años más y las mujeres 6 años más sin un deterioro de salud significativo comparado con generaciones pasadas.
En el transcurso del tiempo estudiado, se ha observado una mejora sostenida en la salud de los adultos mayores, tanto en métricas objetivas (mortalidad, esperanza de vida) como subjetivas (salud autopercibida).
No obstante, esta evolución positiva en la salud no ha sido paralela a un incremento en la participación laboral en la tercera edad. La tasa de empleo disminuye drásticamente después de los 60 años, a pesar de que la salud se mantiene estable, lo que indica, según los expertos, que hay «barreras institucionales, laborales o culturales que limitan la continuidad laboral de las personas mayores».
El análisis indica que, manteniendo constante el estado de salud, los adultos mayores de hoy trabajan menos que sus contemporáneos de décadas anteriores. Por ejemplo, en 2018, un hombre de 71 años tenía la misma tasa de mortalidad que uno de 63 años en 1977, pero su tasa de empleo era 57 puntos más baja. Para las mujeres, la brecha también es significativa, aunque se ha atenuado debido al aumento de la participación femenina en la fuerza laboral.
Los autores del estudio enfatizan que es crucial dejar de ver la extensión voluntaria de la vida laboral como una amenaza y comenzar a utilizarla como un medio para fortalecer la sostenibilidad y el bienestar. Proponen un sistema de retiro más flexible y progresivo, que permita una combinación efectiva de pensión y trabajo, adecuada a las circunstancias de cada individuo.
La investigación demuestra que hay un potencial laboral desaprovechado en la población mayor, que podría ayudar a aliviar los impactos del envejecimiento en el sistema de pensiones, el mercado laboral y el crecimiento económico.
«El reto es ahora diseñar políticas que favorezcan ese aprovechamiento, eliminando rigideces normativas y ofreciendo incentivos adecuados para quienes deseen seguir trabajando en edades avanzadas», concluye el informe.