El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha proyectado en su último ‘Monitor Fiscal’ que la deuda pública mundial rebasará el 100% del PIB para el año 2026, marcando el nivel más alto desde 1948. La entidad advierte que la senda del endeudamiento es más ‘alta y empinada’ de lo que se estimaba antes de la crisis sanitaria global, con un rango de riesgos que se amplía y acelera el aumento de la deuda.
Según el FMI, el escenario de la deuda pública varía significativamente entre naciones, evidenciando grandes diferencias en déficit y niveles de endeudamiento. Aunque se espera que la cantidad de países con deuda sobre el 100% del PIB disminuya gradualmente en los próximos cinco años, su peso en el PIB global se proyecta en aumento. Por otro lado, más de cien países registraron en 2021 una deuda pública menor al 60% del PIB, tendencia que continuaría, aunque representan menos del 30% del PIB global.
Grandes economías, incluyendo miembros del G20 como Canadá, China, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, mantienen o se espera que superen el umbral del 100% del PIB, contando con mercados de bonos robustos y diversas opciones políticas, lo que mitiga su riesgo fiscal. Sin embargo, los países emergentes y de ingresos bajos enfrentan desafíos fiscales más severos, a pesar de sus menores niveles de deuda.
El FMI recalca que 55 países están en dificultades de endeudamiento o en alto riesgo de caer en ellas, aunque sus ratios de deuda son frecuentemente menores al 60% del PIB. Además, la entidad alerta sobre los ‘considerables’ riesgos fiscales futuros, destacando un cambio en la dinámica de la deuda no solo en cantidad sino también en costo, con el aumento de los tipos de interés presionando los presupuestos y poniendo en tensión la estabilidad financiera.
El FMI también señala que los inminentes gastos en defensa, desastres naturales, tecnologías disruptivas, demografía y desarrollo incrementarán las demandas de gasto público. ‘Todas estas presiones y demandas se combinan con claras barreras políticas contra el aumento de impuestos y una menor conciencia pública sobre los límites fiscales’, concluye la institución, pronosticando que el continuo gasto excesivo impulsará la deuda a niveles insostenibles.