El Ingreso Mínimo Vital (IMV) ha mostrado una disminución del 12% en la probabilidad de encontrar empleo, equivalentes a una baja de 3 puntos porcentuales, y una reducción de 0,6 días en la cantidad de días trabajados cada mes, lo que representa un 11% menos que el promedio anterior.
Este análisis es parte de la cuarta evaluación del IMV realizada por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que además actualizó información previa y abordó por primera vez las consecuencias de este beneficio sobre el mercado laboral.
Según el estudio, los jóvenes menores de 30 años, las familias monoparentales y aquellos que reciben un monto de la prestación superior al promedio son los más afectados, pudiendo experimentar reducciones en la participación laboral de más del 20%.
En cuanto a la calidad del empleo, se observa entre los beneficiarios que continúan trabajando un aumento del 3% en la probabilidad de contar con un contrato indefinido, apuntando a una posible mejora en las condiciones laborales.
La investigación también destaca que el 90% de los beneficiarios sigue recibiendo el IMV después de 12 meses, el 75% lo supera los 24 meses y cerca del 60% lo mantiene por más de tres años.
Adicionalmente, AIReF ha registrado un aumento del 14% en el número de beneficiarios y un incremento del 34% en el Complemento de Ayuda para la Infancia (CAPI), junto con una reducción de 45 días en los tiempos de tramitación media.
No obstante, el documento advierte que a pesar de estos avances, el IMV «no ha experimentado modificaciones estructurales relevantes, conservando un diseño que presenta limitaciones desde sus inicios para alcanzar sus objetivos». Se mantiene una alta tasa de ‘non take-up’, con un 55% en el IMV y un 72% en el CAPI, y persisten diferencias territoriales significativas, especialmente en Cataluña e Islas Baleares, donde las tasas de no solicitud superan el 65%, reflejando problemas de coordinación con las rentas mínimas de las comunidades autónomas.
















