Morgan Stanley ha señalado la importancia crucial de resolver la saturación de las redes eléctricas en España para el avance de la industria nacional. Subraya que esto no solo atraería más inversiones de sectores de alto consumo energético, sino que también fomentaría la construcción, ayudando a equilibrar el mercado inmobiliario actual, sin embargo, lamenta que este tema no esté suficientemente representado en la agenda política.
En su informe ‘¿Puede España convertirse en la próxima potencia industrial de Europa?’, el banco de inversión destaca que la situación actual de la red eléctrica «limita el crecimiento industrial» y amenaza con perder la ventaja obtenida tras la crisis energética de 2022, cuando España logró mantener estable la producción en industrias de alto consumo energético, a diferencia de países como Alemania.
El banco también resalta el «excepcional» crecimiento de España, beneficiándose de una «sólida recuperación en forma de V tras la pandemia, impulsada por los servicios que requieren un alto nivel de interacción personal» y menciona que el sector privado parece «bien posicionado para tomar el relevo y consolidar las recientes ganancias en potencial de crecimiento», viendo a España como un destino atractivo para la inversión, especialmente en tecnología verde.
Considera que, probablemente, el factor «más decisivo» es el precio de la electricidad, beneficiándose de ser una potencia en energías renovables, lo que permite a la industria disfrutar de costes eléctricos mucho más bajos en comparación con sus competidores europeos. A pesar de esto, advierte que los problemas en las redes eléctricas podrían comprometer su posición como un ‘hub’ manufacturero.
Según un informe de PwC, entre 2020 y 2024 se rechazaron solicitudes de conexión por un total de 100 gigavatios hora (GWh) por limitaciones de capacidad, «una cifra sorprendente dado que España produjo algo menos de 250 GWh en 2024». Además, señala que uno de los principales obstáculos, según las empresas eléctricas, es «la baja tasa de rentabilidad regulada para la distribución y transmisión de electricidad», lo cual desincentiva la inversión en expansión y mantenimiento de la red. A pesar del actual «estancamiento político, evidenciado por la incapacidad de aprobar un presupuesto desde 2023», Morgan Stanley no espera que este debate gane mayor relevancia en futuras discusiones.











