Para el año 2025, el sector inmobiliario español anticipa superar los 15.000 millones de euros en inversiones, marcando el mejor desempeño en una década, excluyendo el período de la pandemia. Este crecimiento se atribuye a un clima de tipos de interés estables, alta liquidez y una mejora en la sofisticación de los inversores, de acuerdo con el informe más reciente de Laborde Marcet, una firma especializada en gestión de patrimonios.
VIVIENDA Y MINORISTAS, LOS PRINCIPALES MOTORES DEL CAMBIO
El ámbito residencial sigue dominando el mercado de inversiones, mientras que el sector minorista se destaca como el más activo. “Estamos registrando un incremento sostenido de operaciones en localizaciones ‘prime’ y en formatos adaptados a la nueva demanda de consumo”, señala Carlos Bajo, director de la consultora, quien también nota un aumento en el tamaño promedio de las transacciones en este sector. Por otro lado, el sector hotelero y logístico continúan siendo muy atractivos para los inversores, enfrentando un desequilibrio entre la demanda y la oferta que presiona al mercado. La escasez de productos de alta calidad en estas áreas resulta en operaciones de gran volumen.
El mercado de oficinas muestra signos de recuperación, reintegrándose como un componente vital para la diversificación de las inversiones. “La inversión en oficinas vuelve a formar parte de la estrategia de diversificación”, añade Bajo, destacando la función de la consultora para asistir en la continua optimización de la asignación de activos. En este renovado escenario, el perfil del inversor se orienta hacia una estrategia más calculada. “El mercado premia la capacidad de anticipación y la ejecución eficiente. Detectamos un inversor orientado a la optimización de rentabilidades ajustadas al riesgo y a la creación de valor a largo plazo mediante una redistribución de su cartera”, finaliza el reporte de Laborde Marcet.










