Golpe histórico a Telefónica en el mercado español. La operadora ha cerrado la sesión de este martes con una caída del 12,67%, hasta los 3,75 euros por acción, después de anunciar un recorte del dividendo a la mitad para 2026, presentar un nuevo plan estratégico y reconocer pérdidas de 1.080 millones de euros hasta septiembre.
El desplome, que llegó a superar el 9% en los primeros compases de la jornada, ha supuesto la pérdida de unos 2.000 millones de valor bursátil y se sitúa entre los mayores descensos de la historia del grupo.
Solo en momentos excepcionales, como durante la crisis del Covid en marzo de 2020, la acción cayó más en un solo día (14%).
Un dividendo reducido y un plan de cinco años
El nuevo plan estratégico presentado por Marc Murtra, presidente de Telefónica, contempla un dividendo de 30 céntimos por acción en 2025, repartido en dos pagos de 15 céntimos (diciembre y junio).
Para 2026, la compañía reducirá esa remuneración a un único pago de 15 céntimos en junio de 2027. A partir de entonces, el objetivo será situar el dividendo en un rango del 40-60% del flujo de caja libre, una referencia aún sujeta a la evolución financiera y a los acuerdos societarios futuros.
El recorte ha sido interpretado por los analistas como la principal causa del castigo bursátil, dado que la retribución al accionista ha sido históricamente el principal atractivo del valor.
Murtra promete “todas las decisiones necesarias”
En la presentación del plan, Marc Murtra aseguró que el grupo “tomará todas las decisiones necesarias para impulsar el crecimiento” y destacó que Telefónica cuenta con el respaldo de sus tres grandes accionistas: Criteria Caixa, la SEPI y la operadora saudí STC.
El nuevo plan estratégico se apoya en seis pilares: mejorar la experiencia de cliente, ampliar la oferta B2C, escalar el negocio B2B, desarrollar capacidades tecnológicas, simplificar el modelo operativo y potenciar el talento interno.
Murtra mantiene además su apuesta por una consolidación del sector en los mercados clave de la compañía -España, Brasil, Reino Unido y Alemania-, aunque sin detallar por ahora operaciones concretas.
Con esta fuerte corrección, Telefónica afronta uno de los desafíos más duros de su historia reciente: recuperar la confianza de los inversores y demostrar que su nueva hoja de ruta puede traducirse en crecimiento real tras un año marcado por pérdidas y cambios estratégicos profundos.
















