Los inmigrantes de primera generación que llegaron a España no han podido revertir en 3 décadas lo que denominan como ethnic penalty (la desventaja inmigrante restante una vez aislado el efecto de factores sociodemográficos básicos como la edad, el sexo o el nivel educativo). Pero parece que sus descendientes (sobre todo las mujeres) sí lo están logrando. Es la principal conclusión de un estudio elaborado por el profesor de Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Jacobo Muñoz Comet, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y publicado en Funcas.
La investigación se basa en los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2024, con una muestra de 485.373 individuos resultante de la agregación de los cuatro trimestres. Desde 2021, apunta el autor, la EPA permite estudiar la segunda generación, pues recoge información del país de nacimiento no solo del entrevistado, sino también del padre y de la madre de este. La muestra definitiva del estudio (225.687 individuos) se acota a la población de 16 a 64 años que no está cursando estudios.
Se han examinado cinco resultados (la inactividad laboral, el paro, el trabajo en ocupaciones poco cualificadas, el empleo con contrato temporal y el empleo a jornada parcial), comparando la segunda generación con su respectiva primera generación y con la población autóctona. El análisis se ha centrado en tres regiones de procedencia, cuyas primeras generaciones se caracterizaron por presentar índices de precariedad laboral especialmente altos en los últimos 30 años: América Latina, Europa del Este y África.
Mejores trabajos
La principal conclusión, como ya se ha comentado, es que, “en toda la segunda generación, para ambos sexos y para todas las regiones de origen, la probabilidad neta de escapar de la parte más baja de la estructura ocupacional es notablemente mayor que para sus homólogos de primera generación”.
La mejora es tan pronunciada, agrega el autor, “que la desigualdad de la segunda generación con respecto a la población autóctona se cierra incluso para alguna de las categorías, quedando la brecha en cinco puntos porcentuales en el peor de los casos”.
Perspectiva de género
Desde una perspectiva de género, se aprecia que las mujeres de segunda generación están asimilándose con la población autóctona más rápido que los hombres. Esta diferencia por sexos es especialmente marcada al comparar la situación de las mujeres y los hombres de origen africano. Mientras que ellas superan a sus homólogas de primera generación en tres resultados laborales y se mantienen igual en dos, los hombres experimentan un retroceso en tres indicadores.
La mejora de ellas, se explica en el informe, “podría estar relacionada con el cambio de una cultura más tradicional a otra con unos roles de género más igualitarios”.
América Latina
La segunda generación de América Latina es la que, en general, tanto los hombres como las mujeres, mejores resultados alcanzan con respecto a la primera. En el caso de las mujeres, la mejora se observa en tres resultados, y no se observa ningún retroceso. En el caso de los hombres se produce un empeoramiento en dos resultados, pero en uno de ellos (actividad) no resulta en una desventaja con respecto a los autóctonos, y en el otro (tiempo parcial), la incidencia de esta forma de empleo es relativamente baja (en torno a un 15% de los asalariados).
Este estudio, advierten, “no aborda las causas de la ventaja del colectivo latinoamericano, aunque la proximidad cultural y lingüística de este grupo con la sociedad de acogida puede ser un factor diferencial”.










