El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha expresado su condena este lunes contra las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) por cometer ‘atrocidades’, incluyendo ejecuciones sumarias, luego de avanzar en distintos lugares de Sudán, como la toma de El Fasher, capital de Darfur Norte, que ha estado bajo asedio durante año y medio.
Turk ha señalado que las RSF ‘deben tomar medidas concretas urgentemente para poner fin y prevenir los abusos contra la población civil tanto en El Fasher como en Bara (Kordofán Norte), incluyendo la violencia por motivos étnicos y los ataques de represalia’, recordando sus obligaciones bajo el Derecho Internacional Humanitario de proteger a la población civil.
‘En El Fasher, los informes iniciales señalan una situación extremadamente precaria desde que las RSF anunciaron la toma de control (…) El riesgo de nuevas violaciones y atrocidades a gran escala por motivos étnicos en El Fasher aumenta día a día. Es necesario tomar medidas urgentes y concretas para garantizar la protección de civiles y el paso seguro de quienes intentan llegar a una relativa seguridad’, ha manifestado.
La oficina de Turk ha recibido informes sobre la ejecución sumaria de civiles que intentaban huir, con indicios de motivaciones étnicas, así como de personas que ya no participan en las hostilidades. Según vídeos que ha recibido, decenas de hombres desarmados han sido disparados o yacen sin vida, rodeados de combatientes de las RSF acusándoles de pertenecer al Ejército sudanés.
Su departamento también ha informado de numerosas muertes de civiles, incluyendo voluntarios humanitarios locales, durante los bombardeos recientes, señalando que ‘es difícil’ estimar el número de víctimas civiles debido al corte de comunicaciones y al flujo de personas que tratan de huir. Asimismo, se han reportado ejecuciones de al menos cinco hombres que intentaban introducir alimentos en la ciudad, ante la escasez de alimentos y altos precios.
Además, se han documentado ejecuciones sumarias de civiles en la ciudad de Bara, en Kordofán Norte, tras ser capturada este fin de semana por las RSF tras una importante ofensiva. Las víctimas, según Turk, fueron acusadas de apoyar a las Fuerzas Armadas.
Turk ha enfatizado que el Derecho Internacional Humanitario prohíbe la violencia contra personas que ya no están involucradas en las hostilidades y el uso del hambre como arma de guerra. Por ello, ha hecho un llamamiento a los Estados miembros con influencia para que tomen medidas para prevenir la comisión de atrocidades a gran escala y para que aumenten la presión para terminar este conflicto.
TEMOR A NUEVAS MASACRES
Por otro lado, la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) ha solicitado respeto por las vidas de los civiles y que se les permita ‘huir a zonas más seguras’ tras la toma de El Fasher.
‘Ante la violencia étnica en todo Darfur durante los dos últimos años y las masacres a gran escala perpetradas en Zamzam tras la toma del campamento el pasado mes de abril por las RSF y sus aliados, estamos profundamente alarmados por la posibilidad de que esto se repita en El Fasher’, ha advertido el grupo.
Este mismo lunes han seguido llegando pacientes hasta Tauila, a unos 60 kilómetros de El Fasher, según el equipo de MSF presente en el lugar, que advierte de que el sanatorio local está ‘saturado’.
Solo en la noche del 26 al 27 de octubre llegaron a Tauila unas 1.000 personas. En las últimas horas han sido atendidas unas 300 personas, 130 de ellas por urgencias, y 15 de ellas han tenido que ser intervenidas quirúrgicamente para salvarles la vida. ‘Muchas más parecen estar atrapadas en El Fasher’, ha resaltado MSF.
La guerra civil estalló por discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar en las Fuerzas Armadas, lo que provocó el descarrilamiento de la transición iniciada tras el derrocamiento en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir, ya afectado tras la asonada que derribó al entonces primer ministro, Abdalá Hamdok. El conflicto, marcado por la intervención de varios países en apoyo a las partes en guerra, ha sumido al país en una de las mayores crisis humanitarias a nivel mundial, con millones de desplazados y refugiados, y ante la alarma internacional por la propagación de enfermedades y los daños sufridos por infraestructuras críticas, que impiden atender a cientos de miles de damnificados.















