Sudáfrica finalizará su mandato como presidente del G20 este fin de semana en Johannesburgo y pasará el testigo a Estados Unidos en una ceremonia realizada a nivel de encargados de negocios, tras un inicial desacuerdo que impidió que el presidente sudafricano, Ciryl Ramaphosa, entregara directamente el cargo a un diplomático estadounidense de menor rango.
El Ministro de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica, Ronald Lamola, comunicó que el cambio de presidencia se llevará a cabo el próximo lunes en la sede ministerial, aunque mencionó que el aviso de Washington llegó «muy tarde». Lamola subrayó la necesidad de que Ramaphosa hiciera la entrega a un representante del nivel del presidente Trump, o incluso al propio Trump, pero aseguró que «no entregará (la presidencia) al encargado de negocios de Estados Unidos».
Por otro lado, Vincent Magwenya, portavoz presidencial, reafirmó que «el presidente (Cyril Ramaphosa) no va a entregarla a un cargo menor de la Embajada» y destacó que romper el protocolo está fuera de discusión. Magwenya expresó la importancia de mantener los principios, sobre todo cuando Estados Unidos decidió no asistir a la cumbre. «Lo hemos comunicado oficialmente y lo hemos comunicado públicamente. Nunca se ha hecho antes y no va a ocurrir ahora con Sudáfrica», concluyó.
Magwenya también defendió la postura de tratar a todos los países con el mismo respeto y consideración, enfatizando que no se pueden «retorcer las normas por un solo país» y que es crucial respetar a aquellos que han contribuido al éxito del G20.











