La organización no gubernamental Save the Children ha alertado este lunes de que los ataques contra el sector educativo en zonas de conflicto se han triplicado en los últimos cinco años, a pesar de que hace ya una década que se lanzó la Declaración sobre Escuelas Seguras, compromiso político intergubernamental respaldado por más de 120 países.
El análisis de la ONG, que recoge datos de Naciones Unidas, muestra que en 2024 se produjeron 2.445 ataques contra escuelas, frente a los 790 de 2020, lo que supone un aumento de casi el triple de casos, y apunta a que aunque la declaración contribuye a la protección de la educación, el aumento de crisis humanitarias corre el riesgo de privar a más menores de su derecho a una educación segura.
«Ningún niño o niña debería tener que elegir entre aprender y seguir con vida. Cuando se ataca una escuela, no solo se derrumban las paredes, sino también la seguridad, los sueños y el futuro de la infancia. En todo el mundo, millones de niños y niñas han visto cómo sus aulas quedaban reducidas a escombros, sus libros cubiertos de polvo o sus escuelas convertidas en refugios mientras huían de la violencia», ha declarado la asesora de Save the Children para la defensa de la educación y ayuda humanitaria, Chantal Mutamuriza.
Así, ha insistido en que «los niños y niñas necesitan que se actúe» y, por ello, ha pedido a los Estados que «respalden y apliquen la mencionada declaración, así como que garanticen la rendición de cuentas cuando se produzcan violaciones relacionadas con la educación. «Proteger las escuelas significa proteger el futuro, y cuando no lo hacemos, las consecuencias durante generaciones», ha lamentado.
Los ataques contra escuelas en este último lustro incluye asesinatos y secuestros de profesorado y alumnado, ataques aéreos contra escuelas, ocupación de centros educativos por parte de grupos armados y violencia sexual contra estudiantes dentro de las instalaciones educativas.
En el caso de Sudán, la población se enfrenta a una de las peores crisis educativas del mundo tras el estallido de la guerra civil en abril de 2023, que ha obligado a cerrar la mayoría de escuelas, dejando sin escolarizar a más del 75 por ciento de los 17 millones de sudaneses en edad escolar. Muchos de ellos tienen cada vez menos posibilidades de completar sus estudios, una crisis que podría afectar al futuro de toda una generación.
Mientras tanto, los once años de conflicto en Yemen han dejado a 3,2 millones de niños, casi uno de cada tres, sin educación, y al menos el 15 por ciento de las escuelas (unas 2.400) han sufrido daños o se han utilizado como refugios para la población desplazada.
Asimismo, Save the Children ha puesto el foco sobre los ataques registrados en la última semana en Nigeria, debido a que más de 300 niños y trabajadores fueran secuestrados de una escuela en el centro del país, días después de que una veintena de alumnas fueran secuestradas en un internado en el estado de Kebbi. «Ponen de relieve la continua vulnerabilidad de las escuelas», subraya.
En este sentido, la organización ha hecho un llamamiento a los líderes para que hagan de las escuelas lugares seguros para los menores y protejan a los estudiantes, a los profesores y a las escuelas de los ataques durante los conflictos armados, y para que limiten el uso de las escuelas con fines militares.











