Desde el Gobierno de China se ha subrayado este miércoles que el próximo Dalai Lama deberá obtener la ‘aprobación’ de Beijing. Esta declaración se produce después de que el actual líder espiritual tibetano afirmara que habrá un sucesor después de su muerte y especificara que solo su oficina está facultada para decidir sobre su próxima reencarnación.
‘La reencarnación del Dalai Lama, el Panchen Lama y otras grandes figuras budistas deben ser escogidas mediante sorteo en una urna de oro y aprobadas por el Gobierno central’, declaró la portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Mao Ning, antes de reiterar que Beijing ‘aplica una política de libertad religiosa’ y aclarar que ‘existen regulaciones sobre asuntos religiosos’.
En una conferencia de prensa en Beijing, Mao Ning destacó que ‘la reencarnación es un método único de sucesión que ha continuado desde hace 700 años’ y mencionó que ‘hay medidas de gestión sobre la reencarnación de las figuras budistas tibetanas’ para ‘proteger la tradición de la reencarnación’, incluyendo su ‘búsqueda e identificación’ en territorio chino.
‘Para que cualquier religión crezca y prospere, debe adaptarse a la tradición y desarrollarse en el Estado. El budismo tibetano nació en China y es un ejemplo de religión con características chinas’, concluyó Mao durante la rueda de prensa, enfatizando que el proceso de sucesión debe seguir el método establecido por un emperador de la dinastía Qing en el siglo XVIII.
Previamente, el Dalai Lama había asegurado que ‘la institución del Dalai Lama continuará’, en respuesta a las especulaciones sobre el posible fin de esta institución de seis siglos tras su muerte. ‘Afirmo que la institución del Dalai Lama continuará’, indicó en un comunicado de su oficina.
Además, explicó que ‘el proceso por el que el futuro Dalai Lama será reconocido fue establecido claramente en el comunicado del 24 de septiembre de 2011, que recalca que la responsabilidad de hacerlo recae exclusivamente en los miembros del Gaden Phodrang Trust, la oficina de Su Santidad el Dalai Lama’. En este contexto, subrayó que solo su oficina ‘tiene la autoridad de reconocer a la futura reencarnación’. ‘Nadie más tiene autoridad para interferir en este asunto’, advirtió, en clara referencia a la postura de China, país del que huyó a India en 1959 tras un intento fallido de levantamiento contra la dominación china en el Tíbet, razón por la cual es visto por las autoridades chinas como un separatista.
El Dalai Lama, que pronto cumplirá 90 años, reside desde entonces en el exilio en Dharamshala. La elección de su sucesor, que podría surgir en India según insinuaciones, ha generado controversias entre las autoridades chinas y los tibetanos en el exilio. La reencarnación se identifica mediante una serie de signos en un complejo ritual.
















