El Dalai Lama, líder espiritual de la comunidad tibetana, ha confirmado que su sucesión está asegurada después de su muerte, despejando dudas sobre el futuro de esta milenaria institución.
«Afirmo que la institución del Dalai Lama continuará», expresó mediante un anuncio oficial de su oficina, recordando que ya en 2011 había comentado que «las personas implicadas deben decidir si las reencarnaciones del Dalai Lama deben continuar en el futuro».
«También dije: ‘cuando tenga unos 90 años consultaré con los grandes lamas de las tradiciones del budismo tibetano, el público tibetano y otras personas implicadas que siguen el budismo tibetano para volver a evaluar si la institución del Dalai Lama debe continuar o no'», explicó, añadiendo que durante los últimos catorce años ha recibido numerosas solicitudes para que «la institución del Dalai Lama continúe».
Además, subrayó que «el proceso por el que el futuro Dalai Lama será reconocido fue establecido claramente en el comunicado del 24 de septiembre de 2011, que recalca que la responsabilidad de hacerlo recae exclusivamente en los miembros del Gaden Phodrang Trust, la oficina de Su Santidad el Dalai Lama».
«Deberían consultar a los diversos líderes de las tradiciones budistas tibetanas y a los Protectores del Dharma, fieles a sus juramentos y vinculados inseparablemente al linaje de los Dalai Lama. Así, deberían llevar a cabo los procedimientos de búsqueda y reconocimiento de acuerdo con la tradición pasada», enfatizó.
Finalmente, destacó que solo su oficina «tiene la autoridad de reconocer a la futura reencarnación». «Nadie más tiene autoridad para interferir en este asunto», concluyó, en una clara alusión a China, país del cual huyó a India en 1959 tras un levantamiento fallido contra la ocupación china en el Tíbet.
El Dalai Lama, quien celebrará su 90 cumpleaños este domingo, ha vivido en el exilio en Dharamshala, reflexionando sobre el futuro de la institución y llegando a sugerir que podría no haber un sucesor.
La designación de su sucesor, que podría ocurrir en India según insinuaciones previas, ha generado tensiones entre China y la comunidad tibetana en el exilio. La reencarnación se identifica mediante un procedimiento que incluye la observación de niños nacidos cerca de la fecha del deceso del Dalai Lama, mostrándoles objetos personales del difunto y evaluando sus reacciones, conforme a directrices o dibujos dejados por el mismo Dalai Lama, a quien las autoridades chinas consideran un separatista.