La captura de El Fasher, capital de Darfur Norte en Sudán, por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y las subsiguientes atrocidades realizadas por este grupo paramilitar han desencadenado una serie de condenas globales hacia sus acciones. Estas fuerzas, establecidas durante el gobierno de Omar Hasán al Bashir, surgieron de las milicias ‘yanyauid’, conocidas por sus crímenes en el conflicto de Darfur que comenzó en 2003, incluyendo actos de genocidio y limpieza étnica.
La irrupción de las RSF en El Fasher, un bastión clave de las Fuerzas Armadas y que ha estado bajo un severo asedio por 18 meses, se ha caracterizado por ejecuciones sumarias, violaciones, saqueos y secuestros, contraviniendo las leyes internacionales, algunos de estos crímenes incluso difundidos en línea por los perpetradores.
Fundadas en 2013 bajo el liderazgo de los Servicios de Inteligencia y Seguridad Nacional (NISS) de Al Bashir, las RSF reestructuraron las milicias ‘yanyauid’, compuestas mayoritariamente por nómadas árabes y empleadas por el gobierno para reprimir un levantamiento armado. Este grupo fue creciendo en influencia, crucial en la guerra de Darfur y apoyando el régimen de Al Bashir, incluso participando en conflictos externos como el de Yemen junto a fuerzas saudíes y emiratíes.
En 2015, las RSF fueron oficializadas como una ‘fuerza regular’ y dos años más tarde, se les otorgó mayor autonomía, consolidando el poder de su líder Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’. Este ascenso culminó con la caída de Al Bashir en 2019 tras un golpe militar, seguido de una transición política turbulenta que llevó a una guerra civil en abril de 2023.
Desde entonces, las tensiones internas y la negativa a negociar la paz han mantenido a Sudán en una situación de crisis, con El Fasher convirtiéndose en el nuevo epicentro del conflicto. Las RSF han sido acusadas de emplear recursos como minas de oro para financiar su guerra, exacerbando la crisis humanitaria en el país. A pesar de las promesas de investigación y rendición de cuentas por parte de ‘Hemedti’, la comunidad internacional sigue exigiendo justicia para las víctimas de las atrocidades cometidas.
















