La organización Acción contra el Hambre ha lanzado este miércoles su informe anual sobre desnutrición infantil, alertando que aproximadamente 43 millones de niños menores de cinco años están afectados por desnutrición aguda a nivel mundial, dentro de un ciclo continuo de hambre y pobreza que afecta su futuro y el desarrollo de sus países.
Del total de afectados, más de 12 millones experimentan desnutrición aguda grave y alrededor de 31 millones presentan desnutrición aguda moderada. Un 70 por ciento de los niños afectados por emaciación, la forma más inmediata y letal de desnutrición, residen en Asia, mientras que el 27 por ciento se encuentra en África, la única región donde ha aumentado significativamente el número de niños con retraso en el crecimiento en los últimos años.
A pesar de los avances logrados en décadas, la desnutrición infantil “sigue siendo una de las crisis más invisibles y menos financiadas en la agenda internacional, lejos de alcanzar los objetivos” establecidos para 2030. “No solo compromete la supervivencia inmediata de los niños, sino que también limita sus futuras oportunidades y perpetúa un ciclo de pobreza que se hereda generación tras generación”, apunta la ONG.
“La desnutrición infantil supone una grave carga para las futuras generaciones. Al restringir su potencial de crecimiento y desarrollo, los niños desnutridos de hoy serán los adultos pobres del mañana”, señaló Amador Gómez Arriba, director de I+D+i en Acción contra el Hambre.
RIESGOS: CONFLICTOS ARMADOS Y FALTA DE FINANCIACIÓN
El documento también destaca que los conflictos armados exacerban la situación de manera alarmante, ya que la violencia desplaza a millones de familias, interrumpe mercados y dificulta el acceso a alimentos y servicios de salud. En Sudán, más de 30 millones de personas requieren ayuda urgente y tres millones y medio de niños menores de cinco años padecieron desnutrición aguda el último año.
Samy Guessabi, director de Acción contra el Hambre en Sudán, relató haber visto mercados desolados, hospitales desbordados y familias subsistiendo con raíces y hojas. “Pero también he visto resiliencia: madres que luchan por sus hijos y comunidades que persisten”, declaró.
Además, la falta de financiación humanitaria es crítica, con un déficit del 65 por ciento en los países más necesitados en 2023, amenazando con revertir los avances de décadas. Antonio Vargas Brizuela, responsable del departamento de Salud y Nutrición de la ONG, advirtió sobre la crucial presencia de las ONG en terreno para abordar las problemáticas emergentes.
La ONG reitera que la desnutrición infantil es prevenible y urge a incrementar la innovación para mejorar la prevención, detección temprana y tratamiento, además de solicitar más financiación humanitaria y un compromiso global para enfrentar esta crisis.











