El mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha expresado su disposición a entablar conversaciones con Donald Trump, siempre que Brasil sea tratado de manera equitativa por Estados Unidos. Durante un evento en Brasilia del Partido de los Trabajadores, Lula enfatizó, ‘Queremos negociar en igualdad de condiciones’, y aseguró que protegerá los intereses de su nación sin ceder ante las presiones políticas del líder estadounidense.
En julio, Trump amenazó con imponer aranceles del 50% a los productos brasileños en el contexto de su estrategia de guerra comercial global, a menos que se desestimaran las acusaciones contra el expresidente Jair Bolsonaro por intento de golpe de Estado. No obstante, a principios de agosto, se postergó el aumento de aranceles, aunque Estados Unidos no dejó de imponer sanciones al juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes, quien ha estado en conflicto con compañías norteamericanas.
Trump sugirió que Lula podría contactarlo, una declaración que el ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, interpretó como un avance. Haddad anticipó conversaciones próximas con el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, sobre los temas arancelarios y sanciones a Moraes, según declaraciones recogidas por Bloomberg.
A pesar de mostrar apertura al diálogo, Lula mantuvo una postura crítica hacia las políticas estadounidenses, calificando de ‘inaceptable’ el uso de cuestiones políticas para imponer sanciones económicas. Además, Lula reafirmó su compromiso con buscar alternativas al dólar para el comercio internacional, especialmente en el marco del grupo BRICS, aunque reconoció que los progresos han sido limitados hasta ahora.
Lula subrayó la autonomía de Brasil respecto a Estados Unidos, destacando la importancia de la relación diplomática pero también señalando la necesidad de defender los intereses económicos y políticos de Brasil. Mientras tanto, seguidores de Bolsonaro protestaban en varias ciudades, en un contexto de tensiones políticas agudizadas por las acciones del juez Moraes contra el expresidente y sus aliados.
Las manifestaciones se extendieron por importantes avenidas en Río de Janeiro y Brasilia, con una marcha adicional programada en São Paulo. Bolsonaro, enfrentando restricciones impuestas por Moraes, no participó en las marchas.














